El Grupo BMW ha recibido luz verde para uno de los mayores apoyos públicos a la movilidad con hidrógeno en Europa. El Gobierno federal alemán y el estado de Baviera destinarán aproximadamente 273 millones de euros al proyecto HyPowerDrive, un programa que busca desarrollar e industrializar un tren motriz eléctrico de pila de combustible para turismos, integrable en plataformas ya existentes. Según ha confirmado el Ministerio Federal de Transportes, unos 191 millones procederán de Berlín y alrededor de 82 millones del ejecutivo bávaro.
El primer fruto visible de esta inversión será el BMW iX5 Hydrogen, derivado del próximo X5, cuya llegada al mercado está prevista para 2028. El objetivo es que este SUV estrene la tercera generación del sistema de pila de combustible desarrollado junto a Toyota, con un conjunto más compacto, eficiente y potente, pensado para ofrecer autonomía y prestaciones comparables a las de un eléctrico de batería, pero con repostajes de hidrógeno en pocos minutos.

El programa de BMW no parte de cero
El proyecto HyPowerDrive fue seleccionado ya en 2021 dentro del marco europeo IPCEI Hydrogen y la Comisión Europea autorizó las ayudas de Estado en mayo de 2024. BMW comenzó el desarrollo en 2023 y desde entonces ha ido avanzando en el diseño del sistema de propulsión, los componentes específicos y la integración en arquitecturas de serie. Los centros de desarrollo en Múnich y otras plantas del grupo ya trabajan en prototipos y en el suministro de piezas clave para el sistema de pila de combustible.
El apoyo de Alemania no es solo financiero, también político. El ministro federal de Transportes, Patrick Schnieder, ha defendido el papel del hidrógeno y la pila de combustible como “pilar clave” para alcanzar los objetivos climáticos del transporte y ha insistido en que el proyecto refuerza la diversidad tecnológica y la competitividad de Alemania como país fabricante de automóviles.
En la misma línea, el ministro-presidente bávaro Markus Söder ha subrayado que su apuesta pasa por “promover la investigación en nuevas tecnologías en lugar de subvencionar industrias obsoletas” y ha reiterado la necesidad de mantener la llamada apertura tecnológica, con motores de combustión de alta eficiencia, vehículos eléctricos de batería y también hidrógeno.
El mensaje entronca con el debate europeo en torno al fin de las ventas de coches de combustión en 2035. Söder se ha mostrado crítico con una prohibición “estricta” de los motores térmicos a partir de esa fecha y reclama margen para distintas soluciones de propulsión según mercados. En su visión, el hidrógeno debe situarse como complemento a la electromovilidad de batería, no como su rival, y la industria alemana tiene que conservar músculo tecnológico en todas las opciones para no ceder terreno a China y otros competidores.

Joachim Post, responsable de Desarrollo del grupo BMW, ha defendido que “solo la innovación, y no las prohibiciones”, permitirá encontrar soluciones a los retos del futuro y ha vuelto a colocar la apertura tecnológica en el centro de la estrategia del fabricante. El próximo X5 ofrecerá, por primera vez, cinco tipos de propulsión en serie: motores de gasolina y diésel de última generación, híbrido enchufable, eléctrico de batería y variante de pila de combustible de hidrógeno.
La tecnología de pila de combustible que se está desarrollando en el marco de HyPowerDrive se basa en el uso de hidrógeno como vector energético. El sistema genera electricidad a bordo combinando hidrógeno y oxígeno en la pila, de modo que el único subproducto es vapor de agua. Frente a un eléctrico de batería, la gran baza es el tiempo de repostaje y la posibilidad de utilizar el hidrógeno como almacén masivo de energía renovable que se produce en otros momentos o lugares.
Este movimiento confirma que el grueso del esfuerzo industrial y regulatorio europeo seguirá centrado en el vehículo eléctrico de batería, que ya acapara las mayores cuotas de inversión y despliegue comercial. Por otro, abre la puerta a que, en paralelo, se desarrollen soluciones de nicho o de uso intensivo con hidrógeno, especialmente en gamas altas, flotas, largos recorridos o mercados donde la red de carga eléctrica rápida avance más despacio.
BMW se posiciona así como el gran defensor del hidrógeno entre los fabricantes alemanes generalistas, mientras otros grupos han ralentizado o limitado sus programas de pilas de combustible al transporte pesado. Estos 273 millones de euros buscan también garantizar que buena parte del valor añadido de esta nueva cadena de propulsión se quede en Alemania y, junto a la creación de hasta 2.500 empleos, según los cálculos de las autoridades regionales.
