El CEO de Mercedes-Benz sobre el veto europeo a los coches de combustión: "Si no se revisa, vamos a ir a toda velocidad contra un muro"

Ola Källenius, CEO de Mercedes-Benz ha pedido a la UE que revise el veto a los coches de combustión en 2035: Si no se hace, afirma que Europa "irá a toda velocidad contra un muro".

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El directivo advierte, incluso, de un posible “colapso” del mercado si el objetivo se mantiene sin cambios.
03/09/2025 13:00
Actualizado a 03/09/2025 13:00

El consejero delegado de Mercedes-Benz, Ola Källenius, ha pedido un “reality check” (baño de realidad) a la Unión Europea sobre la norma que vetará la venta de coches nuevos con emisiones de CO2 desde 2035. “Si no se revisa, vamos a ir a toda velocidad contra un muro”, advirtió en una entrevista con Handelsblatt difundida por Reuters, alertando incluso de un posible “colapso” del mercado si el objetivo se mantiene sin cambios.

Källenius, que además preside la patronal europea de fabricantes ACEA, defendió que la descarbonización debe hacerse con neutralidad tecnológica y medidas que impulsen la demanda, como incentivos fiscales y electricidad más barata en los puntos de carga para acelerar la adopción del coche eléctrico.

Ola Källenius, jefe de Mercedes y presidente de ACEA, exige a la Unión Europea un cambio urgente en sus políticas.
El jefe de Mercedes-Benz y presidente de ACEA cree que hay que cambiar la estrategia de la UE.

El directivo sitúa su crítica en un contexto de ventas de eléctricos por debajo de lo esperado, competencia china al alza y debilidad de la demanda en Europa. A juicio de Källenius, solo con mandatos y sanciones no se logrará el cambio. Por ello, hace falta una estrategia que combine oferta y demanda sin comprometer la competitividad.

La carta de los fabricantes y proveedores a Bruselas

Las palabras del CEO enlazan con la carta conjunta que fabricantes (ACEA) y proveedores (CLEPA) enviaron a la presidenta de la Comisión europea, Ursula von der Leyen, reclamando “recalibrar” la ruta de CO₂ para turismos y furgonetas de 2030 y 2035, porque “ya no es viable” con las condiciones industriales y geopolíticas actuales.

En la misiva, fechada el 27 de agosto, la industria denuncia una dependencia casi total de Asia en la cadena de baterías, costes energéticos elevados, y barreras comerciales (como el 15% de arancel a las exportaciones europeas de coches a EE. UU.), que lastran la inversión y la transición. Piden más incentivos a la demanda (compra, fiscalidad y coste de la energía) y una red de recarga más ambiciosa.

Mercedes Benz Clase S en versión híbrida enchufable s580e. /Foto: Híbridos y Eléctricos.
La ACEA pide espacio para los híbridos enchufables. (Foto: Híbridos y Eléctricos)

Por otro lado, reclaman que la regulación sea neutral en tecnologías y deje espacio a híbridos enchufables (PHEV), extensores de autonomía (Range Extender), motores de combustión eficientes, hidrógeno y combustibles sintéticos, junto al impulso de los eléctricos puros. También advierten contra endurecer el llamado “utility factor” de los PHEV, es decir, el porcentaje de uso eléctrico en homologación, por el impacto industrial que tendría en Europa.

Con todo ello, el documento pide simplificar la normativa, reconocer los esfuerzos para reducir emisiones en fabricación, y revisar cuanto antes los objetivos de CO2 de camiones y autobuses para que los modelos de negocio cuadren. En resumen, solicitan flexibilidad legal, una visión industrial y un enfoque impulsado por el mercado, no solo por multas.

Mercedes Clase G Eléctrico Lateral
Källenius critica un contexto de ventas de eléctricos por debajo de lo esperado.

Por el momento, la UE mantiene el objetivo de cero emisiones en ventas nuevas a partir de 2035, pero el reglamento contempla una revisión en 2025. Además, los líderes europeos del sector del automóvil se reunirán con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, el próximo 12 de septiembre para dialogar sobre el futuro de la industria. Mientras tanto, las declaraciones de Källenius y la carta de ACEA-CLEPA buscan influir en ese ajuste, ya que la industria aboga por compartir la neutralidad climática en 2050, pero reclama otra hoja de ruta para no “estrellar” al sector en el camino.