La baliza V16, el dispositivo luminoso que a partir del 2 de enero de 2026 será obligatorio en todos los vehículos matriculados en España, nació con una finalidad muy distinta a la que hoy genera debate entre conductores y expertos en movilidad.
Diseñada originalmente para facilitar la señalización de emergencias a personas con movilidad reducida, la evolución normativa ha acabado imponiéndola como sustituta de los tradicionales triángulos de emergencia en carretera.

El invento con propósito social que ha acabado siendo muy polémico
Detrás de esta innovación están Jorge Torre y Jorge Costas, dos empresarios gallegos que idearon este sistema de luz portátil en 2016 a través de su empresa Netun Solutions. Según explican, la intención fue siempre mejorar la seguridad para aquellos conductores que, por motivos físicos, no podían bajar del coche para colocar los triángulos y exponerse al tráfico.
En conversaciones con medios nacionales, ambos han defendido que la V16 permitió que personas con movilidad reducida señalizaran su vehículo de manera rápida y segura, sin abandonar la protección del habitáculo.
Torre y Costas cuentan que, en sus primeros pasos, presentaron la baliza a asociaciones de discapacitados y a colectivos que habían sufrido accidentes vinculados a la colocación de triángulos, muchos de los cuales implicaban altos riesgos en carreteras de doble sentido o con escasa visibilidad. “La idea no era que fuera un producto obligatorio, ni mucho menos, sino hacer una baliza para personas con movilidad reducida, para las cuales no era viable poner los triángulos”, han señalado en diversas entrevistas.
La baliza se inspiró en dispositivos usados por vehículos de seguridad, combinando una luz intensa con facilidad de uso: basta con sacarla por la ventanilla y colocarla en el techo para advertir de la presencia de un vehículo detenido. Inicialmente carecía de conectividad, centrando su valor en la visibilidad física para proteger al propio ocupante del coche.
La Dirección General de Tráfico (DGT) advirtió el potencial de este producto y promovió su desarrollo con conectividad incorporada, de modo que, al activarse, no solo emite luz visible en 360 grados sino que también envía la ubicación del vehículo a la plataforma digital DGT 3.0. Este cambio técnico se integró en una normativa más amplia que elimina los triángulos como medio legal de señalización para vehículos inmovilizados y obliga a que solo las balizas conectadas y homologadas sean válidas a partir del 2 de enero de 2026.
El objetivo declarado por las autoridades es mejorar la seguridad vial reduciendo riesgos asociados a salir del vehículo en casos de avería o accidente. La DGT recuerda que cada año fallecen alrededor de 25 personas atropelladas mientras colocaban triángulos en carretera, y que la V16 permite señalizar sin necesidad de abandonar el coche.
A pesar de estas motivaciones, la obligatoriedad ha generado discusión pública, por la percepción de que se trata de una imposición normativa que no fue diseñada para todos los usuarios. Al respecto, los inventores mantienen que la baliza “es indudablemente mejor que un triángulo” para advertir de situaciones de emergencia, ya que evita la exposición al tráfico y ofrece mayor visibilidad tanto física como virtual.

Producción, demanda y mercado
La adopción masiva de la baliza plantea retos logísticos. La fábrica que produce los dispositivos de Netun Solutions en Zaragoza trabaja a un ritmo de unas 600.000 unidades mensuales, una capacidad insuficiente para abastecer a todos los vehículos españoles antes de que la ley entre en vigor.
Esto ha contribuido a un aumento de precios y a la proliferación de balizas anunciadas como “conectadas” que, en realidad, no están homologadas, un asunto sobre el que la DGT ha emitido advertencias oficiales.
No obstante, la inclusión de conectividad y la obligatoriedad puede tener efectos positivos más amplios en el ecosistema de la movilidad. La transmisión de ubicación a través de sistemas digitales refuerza la integración entre infraestructuras de tráfico, navegación y aplicaciones de movilidad, lo que beneficia también a los conductores de vehículos eléctricos e híbridos, cuyo uso intensivo en entornos urbanos requiere sistemas avanzados de información y seguridad vial.
La historia de la baliza V16 ilustra cómo una solución concebida con un propósito social concreto puede transformarse en una norma con impacto generalizado, integrando seguridad, tecnología y movilidad en un marco que busca proteger a todos los usuarios de la vía.