Durante el fin de semana, Elon Musk ha anunciado un acuerdo histórico de Tesla con el gigante surcoreano Samsung Electronic, valorado en 15.200 millones de euros. Esta medida busca que la marca americana de coches se garantice el suministro de chips avanzados para impulsar sus futuros vehículos eléctricos, el software, la conectividad y el desarrollo de su conducción autónoma, áreas en la que Tesla quiere liderar.
Mientras, Samsung espera fortalecer su negocio, que actualmente registra pérdidas, según la agencia Reuters. “Este acuerdo es una apuesta a largo plazo para garantizar la innovación en un momento clave para la compañía”, ha afirmado Elon Musk.

Un acuerdo que "puede cambiar las reglas del juego", según los analistas
El acuerdo contempla la fabricación de chips de alto rendimiento, desarrollados por Samsung con tecnología de última generación y diseñados a medida para Tesla. Estos componentes se utilizarán en las nuevas plataformas de inteligencia artificial que la compañía de Elon Musk está incorporando a sus vehículos y en el ambicioso sistema de conducción autónoma total (FSD).
“Nuestros próximos productos, desde los coches eléctricos hasta los sistemas de robotaxi, necesitan un hardware que esté años por delante del resto. Samsung es el socio adecuado para lograrlo y aceptó que Tesla ayudara a maximizar la eficiencia de fabricación. Este es un punto crucial, ya que yo personalmente guiaré el proceso para acelerar el ritmo de progreso”, ha explicado Musk.
Analistas del sector han interpretado que este movimiento de Tesla es una respuesta a la creciente competencia de fabricantes chinos, que están liderando la producción de vehículos eléctricos y de baterías, así como a otros gigantes tecnológicos que buscan posicionarse en el sector de la movilidad autónoma. Por ello, asegurar la cadena de suministro de chips se ha convertido en un factor estratégico para evitar retrasos y mantener la ventaja competitiva.
En el lado de Samsung, este acuerdo consolida su posición como uno de los principales proveedores de semiconductores para la industria del automóvil. La compañía surcoreana ha reforzado su apuesta por este negocio con nuevas inversiones en fábricas punteras en Texas y en su país de origen, destinadas a atender a clientes como Tesla que demandan chips de altísima capacidad y rendimiento.

Según fuentes especializadas, este contrato, uno de los mayores firmados nunca entre un fabricante de automóviles y una empresa de semiconductores, tiene potencial para cambiar las reglas del juego. Con este movimiento, Tesla pretende reforzar su liderazgo tecnológico en software y hardware frente a competidores como Nvidia, Qualcomm o los proveedores internos de las marcas chinas.