La UE sube aranceles a coches eléctricos chinos, impacto en consumidores y tensiones

La medida tiene como objetivo combatir la supuesta competencia desleal de los fabricantes chinos, 'dopados' por Pekín. Los consumidores serán los mayores afectados, pues pagarán más caros los coches importados.

Los coches eléctricos chinos se han popularizado gracias a su atractivo precio de venta.
Los coches eléctricos chinos se han popularizado gracias a su atractivo precio de venta.
12/06/2024 14:20
Actualizado a 12/06/2024 18:41

La Unión Europea ya ha notificado a los fabricantes la subida de los aranceles a los coches eléctricos provenientes de China. Esta medida, impulsada principalmente por Francia y España y con la postura en contra de Alemania, sigue la estela de las políticas estadounidenses y entrará en vigor el próximo 4 de julio.

Aranceles distintos para BYD, Geely y SAIC

La Comisión Europea aplicará aranceles de hasta el 38,1 por ciento a los vehículos eléctricos chinos importados a partir del próximo mes, unos aranceles que se sumarán a los ya existentes del 10%. No obstante, la cuantía variará dependiendo del fabricante.

Bruselas establecerá aranceles del 17,4 por ciento para BYD, del 20 por ciento para Geely y del 38,1 por ciento para SAIC por lo que calificó como subsidios "excesivos" de parte de Pekín. La Comisión dijo que aplicaría tasas inferiores a las empresas que habían cooperado con la investigación y de hasta el 38,1 por ciento a las que no habían cooperado.

Los nuevos aranceles se empezarán a aplicar el 4 de julio y se sumarán al arancel existente de la UE, del 10 por ciento.

El trasfondo de esta decisión es la acusación de que los vehículos eléctricos chinos están subsidiados por el gobierno de Pekín, lo que les permite competir con precios significativamente más bajos que los modelos europeos. El Ministerio de Comercio de China ha dicho que seguirá de cerca el desarrollo y tomaría todas las medidas necesarias para salvaguardar los derechos legítimos de las empresas chinas.

Aranceles y tensiones en aumento

Desde la Comisión Europea se llevó a cabo una investigación que respalda estas acusaciones, señalando que los vehículos importados de China se benefician de "transferencias directas de fondos", condonación de impuestos y suministro público de bienes a precios inferiores a los del mercado. Este dopaje estatal, según Bruselas, distorsiona la competencia y amenaza la industria automotriz europea. Países miembros como Alemania se han posicionado en contra de los aranceles, y han presionado para que se establecieran en torno al 15%.

China no ha tardado en responder, advirtiendo que podría imponer aranceles adicionales del 10% al 15% sobre productos europeos, lo que podría afectar a una amplia gama de bienes y productos básicos, desde carne y productos lácteos hasta vehículos o bebidas alcohólicas. Hay otra cuestión importante y es que China controla la mayor parte de la cadena de suministro de baterías para coches eléctricos, con la dependencia que eso genera para Europa (y el resto del mundo).

Impacto en el mercado y en los consumidores

La imposición de estas medidas proteccionistas tendrá un impacto directo en el consumidor final: los coches que vengan de China serán más caros y lo acabará pagando el cliente. Y no sólo en las marcas chinas; varios fabricantes europeos producen en China algunos modelos que después se venden aquí, con lo que también se verían afectados. Además, la subida de los aranceles podría tener un impacto significativo en el comercio bilateral y en la producción dentro de Europa.

BYD es uno de los fabricantes chinos que más ha apostado por el mercado europeo.
BYD es uno de los fabricantes chinos que más ha apostado por el mercado europeo.

El Instituto Kiel alemán estima que, con un arancel del 20%, las importaciones de coches eléctricos chinos caerán un 25%, lo que se traduce en la salida de aproximadamente 125.000 unidades del mercado europeo. Esto generaría pérdidas para las marcas chinas de unos 3.700 millones de euros.

Además de un muy probable aumento en los precios de compra de los vehículos eléctricos, la medida también podría intensificar las tensiones diplomáticas entre la UE y China, en un contexto donde ambos bloques buscan mantener su competitividad en el mercado global.

Los intereses contrapuestos en Europa

El tema de los aranceles no es solo una cuestión comercial, sino también de política interna dentro de la Unión Europea. Estados miembros como Alemania, cuyos fabricantes de automóviles dependen en gran medida de las ventas en China, abogan por un enfoque más moderado. Berlín ha aceptado la necesidad de aumentar los aranceles, pero insiste en mantenerlos en torno al 15%, similar a los que China ya impone. Esta postura refleja la preocupación por las posibles represalias que podrían afectar a su industria automotriz.

Por otro lado, Francia y España, que han liderado la iniciativa de imponer aranceles más altos, buscan proteger a sus propios fabricantes y la producción local de la competencia desleal. La Comisión Europea, en su intento de equilibrar estos intereses, ha propuesto medidas transitorias mientras se negocia una solución definitiva que podría durar hasta cinco años.

Futuro incierto para la industria automotriz

La investigación de la Comisión Europea sobre los subsidios a los coches eléctricos chinos, iniciada en octubre de 2023, ha llevado a una escalada de tensiones y ha puesto de manifiesto la necesidad de proteger la industria automotriz europea. Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión, ha enfatizado la importancia de abordar esta situación para garantizar una competencia leal y proteger la industria europea de prácticas comerciales desleales.

En este contexto, las decisiones que se tomen en los próximos meses serán cruciales para definir el futuro de las relaciones comerciales entre la Unión Europea y China. Mientras tanto, los consumidores deberán prepararse para un período de incertidumbre y, sobre todo, de más que posibles aumentos de precios.