Esta misma semana Europa ha anunciado que levanta la prohibición que pesaba sobre los motores de combustión más allá del 2035, aunque en realidad no hay grandes novedades. Los fabricantes de automóviles podrán seguir vendiendo coches con motor de gasolina más allá de ese año, pero la electrificación seguirá siendo la tónica común y corriente en la industria. La Unión Europea se ha sometido a los designios y las presiones de las marcas o al menos eso es lo que consideran varios protagonistas que forman o han formado parte de la industria, como el ex CEO de Lynk & Co, que acaba de verter duras declaraciones contra el resto de sus antiguos colegas.
Durante una entrevista convencida al portal Turi.Moove, el veredicto de Alain Visser es claro: “la industria automotriz realmente odia la electromovilidad”. A sus 62 años de edad, Visser ha sido una figura clave en la implantación y expansión de Lynk & Co en Europa. Dirigió la rama europea de la marca, perteneciente al grupo Geely, hasta el 8 de enero del año pasado. 7 años al frente de una de las primeras marcas chinas que supieron hacerse un hueco en el Viejo Continente. Durante mucho tiempo el Lynk & Co 01 ha sido el híbrido enchufable más vendido en muchos países de la unión, entre ellos España.

El futuro de la movilidad es un servicio, no un producto
Durante la ya mencionada entrevista, Visser afirma que la verdadera movilidad solo surgirá fuera de la industria tradicional del automóvil. Según él, la gente quiere movilidad, no necesariamente tener un vehículo. La “movilidad como servicio” es la tendencia, mientras que los fabricantes, en realidad, buscan principalmente seguir vendiendo coches. Se muestra escéptico ante las inversiones en vehículos compartidos y conducción autónoma. “Mi opinión personal es que la industria automotriz está haciendo todo lo posible para demostrar que compartir no funciona”.
El conflicto fundamental es evidente: cuanto más se comparte, menos coches se venden. Visser prevé poca innovación disruptiva; esto solo cambiará con la conducción autónoma real. Como ejemplo, cita a Mercedes y BMW, que inicialmente fusionaron sus actividades de vehículos compartidos y luego las vendieron. Según su visión, la movilidad se gestionará mediante aplicaciones. Alrededor del 80% de la población vivirá en ciudades en 2025, para entonces las plazas de aparcamiento y los coches aparcados perderán importancia. La movilidad se volverá eléctrica y los vehículos serán compartidos. Las marcas de lujo seguirán siendo objetos de colección, pero las gasolineras serán escasas, mientras que la infraestructura de carga será omnipresente.

Para poner esto en perspectiva, Visser establece un paralelismo con la aviación. Nadie vuela con Boeing, sino con una aerolínea. De igual manera, hoy en día cada vez más personas se mueven mediante servicios de movilidad compartida como Uber, Bolt, Cabify o taxis en lugar de tener un coche. El futuro de la movilidad es un servicio, no un producto. “Si la industria automotriz no tiene cuidado”, afirma, “se convertirá en un mero proveedor de carrocerías intercambiables para proveedores de servicios”. Visser reconoce que el modelo de uso compartido funcionó para Lynk&Co. De igual manera, en 2023, con Visser todavía en el cargo, la compañía anunció que para 2024 se convertiría en una marca 100% eléctrica, algo que no ha terminado pasando por los cambios de tendencia del mercado.