Desde el año pasado, Ford produce exclusivamente vehículos eléctricos en su planta de Colonia, Alemania. En concreto, se trata de los Ford Explorer y Ford Capri, ambos basados en la plataforma MEB compartida con el Grupo Volkswagen. Alemanes y americanos firmaron hace años un gran acuerdo de colaboración tecnológica. Volkswagen suministra parte de sus sistemas eléctricos, mientras que Ford se encargará de producir gran parte de la flota industrial de ambas compañías. Hasta la fecha, los de Dearborn habían aprovechado todo el sistema de propulsión de los de Wolfsburgo, incluyendo componentes del interior, así como motores y baterías.
Las baterías eran fabricadas, al igual que para todas las marcas del grupo, por Skoda en la República Checa, posteriormente viajaban hasta Ford para que estos las ensamblaran en sus coches eléctricos compartidos: el Capri y el Explorer. Sin embargo, Ford siempre tenía previsto fabricarlas por su cuenta en Colonia. Por ello, la antigua fábrica de motores se reconvirtió para producir baterías de alto voltaje. Ahora ha llegado el momento en que el Ford se independiza, parcialmente, de la órbita alemana al ser capaz de producir sus propios módulos en las instalaciones de Colonia.

Ford quiere controlar la cadena de calidad y mejorar la integración
Ford ensambla ahora tres configuraciones diferentes de batería de propulsión para el Ford Explorer y el más reciente Ford Capri: variantes de 52 kWh, 77 kWh y 79 kWh. Para ello emplea 180 robots de última generación en la línea de producción. Realizan operaciones de soldadura, pegado y atornillado para ensamblar la carcasa de la batería. Cada unidad incorpora hasta 12 módulos de batería, con aproximadamente 2775 piezas individuales combinadas en la línea automatizada de 2 kilómetros de longitud.
La planta, totalmente digitalizada, opera como parte de la visión de Ford de una "Fábrica del Futuro". Forma parte de una inversión de 2.000 millones de dólares para modernizar la histórica planta de Colonia. Con la producción bajo un mismo techo, el fabricante de automóviles busca garantizar una mayor integración entre el paquete de baterías y el ensamblaje de vehículos, reduciendo las emisiones del transporte, optimizando la logística y manteniendo altos estándares de fabricación. A pesar de las buenas noticias, el ambiente dentro de la fábrica sigue siendo raro y algo pesimista.

El ánimo entre los empleados dista de ser el mejor ya que en mayo se produjo la primera huelga en los casi 100 años de historia de la planta. Esto se debe a las medidas de austeridad de la empresa, que incluyen recortes de empleo y jornadas reducidas. Las ventas de coches eléctricos fabricados en Colonia no solo están muy por debajo de las expectativas, sino que Ford también está perdiendo cuota de mercado con los modelos de motor de combustión de otras plantas. Además, aunque la matriz estadounidense prometió a su filial alemana una inyección de capital de hasta 4.400 millones de euros en marzo, simultáneamente retiró una importante garantía.