No hace falta decir la importancia del sector eléctrico en la industria del automóvil actual. Aunque la cuota de mercado de eléctricos sigue muy por debajo de la de los vehículos de combustión interna, en la próxima década el panorama dará un vuelco muy esperado. Todas las marcas, o al menos la mayoría, trabajan de cara a ese nuevo horizonte. Sin embargo, algunas no se lo están tomando tan en serio y según Consumer Report, corren el serio peligro de perder competitividad.
Tesla marcó un antes y un después. La llegada del Model S enseñó al mundo que una movilidad sostenible era posible. En estos años el negocio de los vehículos eléctricos ha crecido sustancialmente y toda la tecnología que los rodea. Las baterías ofrecen densidades nunca vistas, mientras que el coste de los materiales baja poco a poco. La llegada de nuevos fabricantes ha disparado la oferta y ha mejorado la competitividad. Sin embargo, el coche eléctrico sigue estando muy lejos del público generalista en muchos territorios. España es uno de ellos.
Los fabricantes de coches más importantes del mundo se afanan por explotar la vía eléctrica. Consumer Reports señala que, según varias encuestas, la demanda de eléctricos se ha disparado un 350% en apenas dos años, pero predice que los niveles actuales de suministro no serán capaces de satisfacer la demanda en al menos una década. Es decir, o se incrementa el ritmo de producción y se mejora la oferta, o no habrá coches eléctricos suficientes para todos los potenciales clientes que están por venir.
En el mundo del marketing el efecto Osborne se conoce como el fenómeno social por el cual los clientes retrasan o cancelan la compra de diversos artículos -en este caso coches- a la espera de una tecnología más avanzada y madura. El sector del automóvil está viviendo su propio efecto Osborne, pero todos los indicadores apuntan a una demanda disparada para finales de la década. Posicionarse antes que los potenciales rivales será clave para el buen devenir comercial de las marcas, aunque algunas se resisten a dar el paso definitivo.
El caso más comentado y evidente es el de Toyota. Los japoneses han tardado mucho en dar el salto a la movilidad eléctrica y su primer intento no está teniendo la aceptación deseada. El Toyota bZ4X ha tenido muchos problemas y ha recibido diferentes críticas por su poca autonomía. Un primer producto que puede suponer un duro varapalo para el mayor fabricante del mundo. Su nuevo responsable espera reconducir la situación, pero, bajo ningún concepto, Toyota va a abandonar la producción de vehículos con motor de combustión interna. Hay que tener en cuenta que hablamos de una compañía global con amplia representación en territorios únicos como África, Sudamérica y Oceanía.
El estudio desvela que a finales de esta década llegaremos a un punto de no retorno. Europa ha establecido el 2035 como el año límite para la venta de vehículos térmicos, salvo excepciones, y numerosos territorios en Estados Unidos apuntan al mismo destino. Al respecto, Consumer Report vaticina: "Se proyecta que esta creciente ola de demanda se satisfará con una oferta rezagada, lo que dejará a muchos consumidores que desean un BEV elegir entre conformarse con un vehículo de gasolina que no quieren, unirse a una lista de espera en constante expansión o simplemente esperar y aferrarse a su vehículo actual por más tiempo".
