Que Jim Farley conduzca un Xiaomi SU7 no es novedad, pero sí que reconoce seguir haciéndolo hoy. En el pasado, el directivo ya había explicado que utilizó durante seis meses una unidad del coche chino como parte de su estrategia. Ahora, en una entrevista con CBS, confirma que continúa desplazándose con ese modelo y no escatima en elogios. Subraya su "alta calidad y una experiencia digital fantástica".
Cuando se le pregunta por qué conduce un coche de la competencia, Farley es directo: “por la competencia; para competir con las marcas chinas, hay que conocerlas”. Ese aprendizaje de primera mano (software, interfaz, coste y arquitectura eléctrica), sostiene, es una de las razones por las que Ford está orientando su estrategia hacia vehículos eléctricos más pequeños y asequibles, con menos complejidad y ciclos de desarrollo más rápidos.

La competencia japonesa y china es lo mismo, pero con esteroides
El directivo tiene raíces hondas en Michigan (EE.UU.), ya que: su abuelo fue el empleado 389 de Ford, y trabajó con el Model T. Farley, antes de trabajar en la marca americana, estuvo dos décadas en Toyota. En la entrevista le preguntan si ve paralelismos entre la competencia japonesa de entonces y China hoy. “Es exactamente lo mismo, pero con esteroides”, responde. La diferencia, a su juicio, es el nivel de riesgo: “Tienen suficiente capacidad en China, con fábricas ya existentes, para abastecer todo el mercado norteamericano. Japón nunca tuvo eso”.
De momento, un arancel del 100% a los eléctricos chinos (aprobado en 2024) mantiene a raya esa competencia en EE. UU., pero avanzan en Europa y Latinoamérica. Farley los considera una amenaza existencial: pequeños, económicos y tecnológicos. El verano pasado anunció una pick-up eléctrica mediana de 30.000 dólares. “Es el cambio más radical en cómo diseñamos y fabricamos vehículos en Ford desde el Modelo T”, proclamó. El objetivo: bajar costes, ajustar tamaños y acelerar la curva de aprendizaje en software y fabricación.
Ford presume de ser la empresa con más empleados por hora del país y de que más del 80% de los vehículos que vende en EE. UU. se ensamblan allí. Pero la foto tiene otra cara: muchas piezas se importan y los aranceles golpean su cuenta de resultados. “No es asequible fabricar todas las piezas aquí”, admite el CEO
Farley explica que hay componentes que no se fabrican en EE. UU., y que Ford paga aranceles de hasta el 70% sobre algunas de esas piezas. La factura anual, dice, ronda los 2.000 millones de dólares, “alrededor del 20% de nuestras ganancias globales”. ¿Quién paga? “La empresa ahora mismo… y al final, todos estos trabajadores”.
Halagos continuos a Xiaomi
Farley reconoció en el pasado conducir un Xiaomi SU7 a diario. Fue en octubre de 2024, en el podcast de Fully Charged, donde lo afirmó sin rodeos. En ese mismo contexto añadió los detalles que dieron la vuelta al sector: “Volamos una unidad de Shanghai a Chicago. Llevo seis meses conduciéndolo y no quiero renunciar a él”, aseguró en su momento.

En marzo de 2025, Farley amplió el foco y contó que Ford tenía varios eléctricos chinos rodando en EE. UU. Para testar. Cuatro o cinco coches que la compañía conduce y desmonta para aprender de su ingeniería, software y costes. Esa práctica formaba parte de un plan sistemático para acortar ciclos y ajustar el diseño a lo que mejor funciona en China.
Su valoración general de los fabricantes chinos quedó clara en junio de 2025, durante el Aspen Ideas Festival. Allí, el directivo admitió lo que lo que vio en China fue “la cosa más humillante que había visto jamás en su vida”, con costes, tecnología a bordo y calidad “muy superiores” a lo que veía en Occidente. Citó expresamente el papel de Xiaomi, y también a Huawei, como la experiencia digital del vehículo a seguir como referencia a seguir.
No obstante, esta opinión tan clara viene de atrás, cuando en mayo de 2023, Farley había advertido que el rival clave de Ford en eléctricos es China, más que General Motors o Toyota, marcando la competencia principal a la que debía enfrentarse la compañía. A partir de ahí se entiende por qué decidió “conducir al rival” y traer un Xiaomi SU7 para tomar notas directas.
