Lo que nadie dice del coche eléctrico en China: más de 8.000 concesionarios cerrados, sobreoferta, guerra de precios y márgenes ridículos

La revolución del vehículo eléctrico en China está dejando víctimas inesperadas. La sobreproducción, las guerras de precios y la venta directa están provocando esta situación.

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El auge del vehículo eléctrico en China también tiene consecuencias negativas.
13/10/2025 09:00
Actualizado a 13/10/2025 09:00

China, el mayor mercado automovilístico del mundo y epicentro global de la electrificación, atraviesa una crisis silenciosa: miles de concesionarios están cerrando. Lo que parecía una transición triunfal hacia el coche eléctrico se está convirtiendo en un terremoto económico que amenaza con redefinir por completo cómo se venden los automóviles en el país.

Según datos de Bloomberg, más de 8.000 concesionarios 4S (ventas, servicio, repuestos y encuestas) han bajado la persiana desde 2020. Y los analistas advierten que miles más podrían desaparecer en los próximos meses. El motivo: una tormenta perfecta de sobreoferta, márgenes cada vez más estrechos y una guerra de precios feroz entre fabricantes.

Exceso de producción y guerra de precios

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La pérdida de márgenes de beneficio es un problema grave para los comerciales.

Las marcas chinas han acelerado la producción de vehículos eléctricos a un ritmo que el mercado no puede absorber. BYD, Geely, Changan o NIO han inundado los concesionarios con unidades, mientras que las ventas crecen más lentamente. Para mantener cuota de mercado, los fabricantes han optado por rebajar los precios de forma agresiva, generando una espiral que está destrozando los márgenes de beneficio.

El resultado es devastador: muchos distribuidores venden coches por debajo de coste solo para cumplir las cuotas impuestas por las marcas y conservar su licencia. Las deudas se acumulan, los inventarios se disparan y las quiebras se multiplican.

La venta directa cambia las reglas del juego

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Los tiempos han cambiado y hay que adaptarse.

Al mismo tiempo, la digitalización y los modelos de venta directa están dejando obsoleto el sistema tradicional de concesionarios. Tesla, NIO o XPeng venden directamente al consumidor a través de tiendas propias en centros comerciales, con precios fijos y mantenimiento móvil.

Incluso los fabricantes tradicionales están copiando la fórmula. Ford, por ejemplo, promociona su nueva gama eléctrica directamente a través de plataformas online, reduciendo al mínimo el papel de los concesionarios. Incluso hay una empresa que permite a los particulares comprar un coche eléctrico directamente a China.

Además, los nuevos clientes chinos prefieren experiencias digitales a las visitas a grandes salas de exposición. Marcas emergentes como Zeekr o Aion apuestan por “experience centers” más pequeños, interactivos y centrados en el estilo de vida, no en la venta agresiva.

Una advertencia para el resto del mundo

Mientras China impulsa su liderazgo en movilidad eléctrica, aunque en Europa no vende tanto como se puede llegar a pensar, el modelo de concesionario tradicional parece condenado. Los expertos creen que solo sobrevivirán quienes logren adaptarse a los nuevos tiempos, ofreciendo servicios de carga, venta de coches eléctricos usados o mantenimiento avanzado de software. El boom eléctrico chino demuestra que el coche del futuro no solo cambia lo que conducimos, sino cómo lo compramos y quién lo vende.

La transformación es irreversible y, aunque promete innovación y sostenibilidad, también deja un rastro de desempleo y cierres masivos que podrían anticipar lo que ocurrirá en Europa y Estados Unidos en los próximos años.