Todo el mundo tiene claro que el futuro más inmediato del sector de la automoción pasa por el coche eléctrico. Sin embargo, el proceso de transformación está suponiendo un verdadero quebradero de cabeza para las marcas. La fabricación de un coche eléctrico es muy diferente a la de un vehículo térmico y pretender que los fabricantes modifiquen su estructura y su forma de trabajar de la noche a la mañana es cuanto menos excesivo. El cambio exige planificación y grandes inversiones. Nissan sabe qué es lo que quiere y, para ello, tiene que dar un paso determinante que muchos otros rivales ya han dado.
La que hace unos años fue la compañía líder en la producción y venta de vehículos eléctricos se ha quedado rezagada. Nissan sabe hacer buenos coches eléctricos, de eso no hay ninguna duda, pero le está costando recuperar el ritmo. Se ha visto sobrepasada no sólo por Tesla, sino por muchos otros rivales que, si bien no son mejores en términos técnicos, sí que son capaces de fabricar más rápido y más barato. China se ha convertido en el gran dominador de esta nueva era. El país ha despertado y hoy se sitúa como el epicentro de la actividad empresarial.
Fabricar en China y exportar a todo el mundo
El objetivo de todas las marcas es abaratar la factura de los coches eléctricos. Tesla lleva años mostrando el camino a seguir: más producción equivale a precios más bajos. Los americanos han reventado el mercado con sus agresivas campañas comerciales, mientras que sus fábricas se sitúan entre las más activas de todo el mundo. La Gigafactoría de Shanghái se ha convertido en la fábrica más productiva del mundo. Las marcas no sólo se ven atraídas por el volumen, sino también por el precio de la mano de obra. Durante décadas, los chinos han aprendido a fabricar coches y ahora tienen el conocimiento y una fuente inagotable de trabajadores.
Tal y como adelanta Reuters, Nissan ha puesto sus ojos en China. Nissan quiere fabricar coches en su país vecino y exportarlos a nivel internacional. La jugada es lógica por cuestiones de costes y volumen, pero no está exenta de riesgos. Estados Unidos ya ha aplicado importantes medidas para evitar la llegada de vehículos fabricados en China: los subsidios para coches eléctricos no incluyen a los modelos ensamblados en el país asiático. Y Europa está estudiando la misma fórmula. De hecho, Francia ya la ha aprobado de cara al próximo año.
La información ha sido confirmada por el vicepresidente de la compañía y presidente de Nissan en China, Masashi Matsuyama. También ha anunciado que establecerá un centro de investigación conjunto con la Universidad Tsinghua de China el próximo año. Se centrará en la I+D de vehículos eléctricos, incluida la infraestructura de carga y el reciclaje de baterías. China es actualmente el mercado mundial más grande para el coche eléctrico y el plan de Nissan pasa por hacer coches de baterías atractivos para los chinos y luego exportarlos. Algo que Toyota ya ha hecho.