Es curioso como Hungría ha conseguido convencer a varios fabricantes chinos ligados al sector del automóvil eléctrico para que instalen allí sus plantas europeas. No era nada sencillo, porque había países miembros muy fuertes como Alemania intentando atraer a los chinos a su territorio, entro otros que también buscaban las inversiones del país asiático.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, tiene claro que necesitaban captar al atención de China, pues estas inversiones las ha considerado “un motor indispensable” para el crecimiento de Hungría en el aspecto económico.
Hungría ha logrado lo que otros países europeos querían

Y es que, por un lado, BYD va a poner en marcha una fábrica de coches eléctricos en Hungría, que debería estar operativa a finales de este año 2025, y que será la primera del fabricante chino en suelo europeo. Pero a futuro quieren levantar más en nuestro continente como parte de su expansión internacional, pero también porque les permitirá eludir los aranceles impuestos por Bruselas a los vehículos eléctricos construidos en China, que se aplican desde el año pasado.
Unos aranceles contra los que el gobierno chino ha luchado, y que ha denunciado ante la Organización Mundial del Comercio y en los tribunales europeos, aunque sin demasiado éxito. Pero lo cierto es que han tenido el apoyo de marcas europeas en esta denuncia, pues no todos están de acuerdo con estas tasas de importación al país asiático.
Estar en contra de los aranceles ha sido clave

Hungría tampoco estaba a favor de dichos aranceles, y su acercamiento y apoyo a China ha sido clave para lograr el acuerdo con BYD, además de otros cerrados como el de Nio y CATL, que también han invertido en suelo húngaro para beneficio de la economía del país europeo.
Todo esto, también ha sido posible gracias a que Hungría cumple con condicionantes como el hecho de tener una mano de obra cualificada para el sector del automóvil, la posición estratégica en el centro de Europa, y los subsidos y ventajas fiscales que ofrecen las políticas del país.
A Hungría, en concreto, le aporta una creación de empleo, además de la llegada de una tecnología especialmente desarrollada, pues China está muy por delante de Europa en cuanto a sistemas de propulsión 100% eléctricos y paquetes de baterías. Y de estos últimos, CATL y BYD son los líderes a nivel mundial.
El gobierno húngaro estima que la economía del país podrá crecer un 3,4% a lo largo de este año 2025, y espera la llegada de nuevas inversiones de fabricantes chinos para que este porcentaje aumente todavía más.