Las consideradas tierras raras se han convertido en un arma comercial muy importante. La dependencia del ser humano con respecto a ellas es cada vez mayor. Miles, millones, de elementos hoy indispensables en nuestro día a día dependen ellos, de los teléfonos móviles a los coches eléctricos. Se suele mal interpretar que son las baterías las que necesitan esos componentes extraños, pero en realidad son los motores. Renault emprende ahora la búsqueda de un proveedor que le permita disfrutar de los motores eléctricos más sostenibles del mundo. Sin un gramo de tierras raras.
Son muchos los proyectos en marcha que tratan de librarse de la presencia de estos componentes. La propia compañía francesa ha puesto fin a un proyecto compartido con Valeo para desarrollar un nuevo motor para vehículos eléctricos libre de tierras raras. El proyecto no sigue adelante, pero eso no significa que Renault no siga empeñada en lograr su objetivo. Ahora, tal y como citan algunas fuentes, la empresa parisina ha puesto rumbo a China para encontrar un proveedor que sea capaz de cumplir con sus exigentes propuestas. Necesarias teniendo en cuenta los costes cada vez mayores.

Nuevos motores disponibles a partir de 2028
El querer fabricar un motor eléctrico libre de tierras raras no es una mera cuestión de marketing. Las tierras raras se llaman así por su limitada cantidad disponible, habitualmente en manos de unos pocos países y gobiernos del mundo que pueden alterar sus precios a voluntad o como medida de presión. Renault no quiere depender de este entorno y al igual que muchas otras marcas busca alternativas libres de compuestos extraños. General Motors y BMW, así como proveedores destacados como ZF, BorgWarnet y Valeo, han estado desarrollando motores para coches eléctricos que no requieren de tierras raras. En España también hay proyectos en marcha.
Curiosamente, Renault ha acudido a China para buscar nuevos proveedores. China controla el 70% de la extracción mundial de tierras raras del mundo y el 85% de su refinamiento. Pekín ha fijado una escalada de restricciones a la exportación de tierras raras. La dependencia con respecto a China es cada vez mayor, tanto en baterías como en componentes. Europa no quiere necesitar a los chinos para fabricar sus coches eléctricos, aunque Renault ha acudido al país para buscar una alternativa. El proveedor será chino, pero la fabricación se llevará a cabo en Europa.

Aunque una empresa china contribuya al estátor, el motor se seguiría fabricando en la planta de Renault en Cleon, Francia, con módulos de carburo de silicio suministrados por la empresa franco-italiana STMicro para el inversor, otro componente central de los vehículos eléctricos. Los nuevos motores sin tierras raras impulsarán la próxima generación de vehículos eléctricos compactos de Renault para 2028. Estos serán la pieza central de un plan estratégico que el CEO François Provost tiene previsto compartir en marzo. El motor E7A tendrá 200 kW de potencia, un 25% más que la generación actual.