Sin cables y apostando por la sencillez: así funciona la carga inalámbrica de Porsche

La marca promete una potencia de carga de 11 kW con una eficiencia del 90 %, similar a la que se consigue por cable.

Carga inductiva Porsche
Para que empiece la carga, no es necesario alinear perfecto el coche.
14/11/2025 11:00
Actualizado a 14/11/2025 11:00

La recarga sigue siendo uno de los puntos en los que la industria de los coches eléctricos continúa consiguiendo avances. Se buscan cargas más rápidas, hay fabricantes que apuestan por las estaciones de intercambio de baterías y, en el caso de Porsche, considera que una solución interesante está en la carga inalámbrica. Va a ofrecerla en el Porsche Cayenne Electric y ahora ha entrado en detalle sobre cómo funciona.

El denominado Wireless Charging es un sistema compuesto por solo dos elementos: una placa base instalada en el suelo de la plaza de aparcamiento y un receptor ubicado detrás del eje delantero del vehículo. Gracias a ello, Porsche será el primer fabricante en ofrecer un sistema de estas características capaz de suministrar hasta 11 kW de potencia.

Carga inductiva Porsche 1
La placa tiene un grosor de 6 centímetros.

En busca de la sencillez

La idea del cargador inalámbrico surge con el objetivo de simplificar todo el proceso de carga, para que al usuario le sea lo más intuitivo posible. Por eso, la instalación del sistema es sencilla: la placa, con un grosor de seis centímetros, se conecta directamente a la red eléctrica sin necesidad de componentes adicionales. Antes de la primera carga, vehículo y base intercambian datos mediante Wi-Fi para autenticar la conexión y evitar usos indebidos, como el robo de electricidad, en un emparejamiento se realiza solo una vez.

Durante el aparcamiento, el conductor recibe asistencia visual en la pantalla del vehículo gracias a la función Surround View. Un punto y un círculo verdes indican la posición exacta del receptor y la bobina de carga, y cuando ambos se superponen el coche está perfectamente colocado. Una vez ahí, el funcionamiento del sistema se basa en el acoplamiento inductivo: dos bobinas de cobre (una en la base y otra en el coche) se sitúan enfrentadas y, cuando la corriente pasa por la bobina emisora, genera un campo magnético que induce una corriente en la receptora, transfiriendo así la energía sin contacto físico.

Sobre el papel todo es sencillo, pero la recarga por inducción se conoce desde hace décadas y, si no se ha utilizado hasta ahora en los coches eléctricos es por un buen motivo: le falta eficiencia y su rapidez es mucho menor que en una convencional por cable.

El reto para los ingenieros de Porsche era solventar ambos escollos, logrando una carga eficiente y segura con una potencia elevada. Para conseguirlo, el sistema transforma la corriente alterna doméstica en corriente continua dentro de la placa base y luego la transforma de nuevo en una corriente alterna de 85 kHz y 2.000 voltios. Puede parecer enrevesado, pero se hace porque esta frecuencia es mucho más alta que la de la red eléctrica convencional, lo que permite una transferencia más rápida y estable.

Porsche Cayenne
En el futuro, Porsche quiere que el coche se coloque solo.

Estable y con una alta eficiencia energética

De hecho, el software del sistema ajusta constantemente los parámetros de carga y admite una desalineación de hasta 10 centímetros entre las bobinas, así que el conductor no tiene que dejar colocado el vehículo de manera milimétrica. Con situarlo más o menos encima, una vez que se activa el freno de mano, la carga comienza de forma automática y se mantiene hasta alcanzar la capacidad deseada. Además, a pesar de la separación entre la placa base y el receptor, que oscila entre 12 y 18 cm, según el modelo, Porsche afirma que tiene una eficiencia que supera el 90 %.

Aunque por el momento ni siquiera se ha lanzado, porque el Porsche Cayenne Electric todavía ni se ha presentado de manera oficial, la compañía alemana ya está pensando en el futuro y en cómo llevar esta tecnología al siguiente nivel. Combinándola con el aparcamiento automático, será posible que el conductor solo tenga que parar frente al garaje, bajarse del coche y pulsar un botón para que el automóvil aparque por sí mismo sobre la placa, inicie el proceso de carga y quede listo para el siguiente trayecto.