Son muchas las marcas de coches chinas que han llegado a los mercados europeos en los últimos años, pero no todas han tenido la misma penetración. MG es una de las que más éxito ha logrado, gracias a los precios contenidos de sus modelos, pero en el segmento premium la que se ha convertido en la referencia ha sido BYD.
En la compañía son conscientes de la importancia que tiene hacerse un nombre en Europa y, por ello, ha decidido establecer una nueva base de operaciones en Hungría.

De origen chino, pero percibida como europea
Ha sido la vicepresidenta ejecutiva de BYD, Stella Li, que fue elegida como persona del año en los World Car Awards 2025, quien ha dicho: “Nuestro objetivo es que los clientes piensen en BYD como una marca europea”.
Y para conseguirlo hay varias vías. La primera de ellas es la de aumentar su presencia en los distintos países. La expansión de BYD ha sido constante en este aspecto, pues ha sumado 12 nuevos mercados europeos en los últimos meses y ya comercializa sus modelos en un total de 28, abriéndola a un público potencial mucho mayor.
La segunda es lanzar cada vez más modelos que, además, estén adaptados a las necesidades específicas de los mercados a los que llega. Es algo que quedó claro cuando, tras una ofensiva inicial conformada únicamente por modelos eléctricos, la compañía decidió lanzar su primer modelo híbrido enchufable basado en el BYD Seal U. El movimiento fue todo un acierto y ha hecho que, por ejemplo, sea el coche más vendido de la marca en el mercado español.
Ahora ha ahondado en este camino con la presentación del BYD Dolphin Surf, la versión europea del BYD Seagull y que se establece, con diferencia, como el modelo de cero emisiones más barato de su gama.
En su acabado de acceso, denominado como Active, tiene un precio en España de 19.990 euros, pero con los descuentos de la marca y las ayudas del Plan Moves, reduce su tarifa a 11.780 euros, lo que le sitúa en la línea del Dacia Spring, siendo uno de los coches eléctricos más baratos, por debajo de otras alternativas asequibles como el Hyundai Inster.
Es un precio adaptado a las condiciones económicas de los países europeos del sur, un modelo barato con una mecánica cumplidora, con 88 o 156 CV y hasta 310 km de autonomía en su versión más capaz, costando su versión más cara 26.490 euros sin ayudas y 18.280 euros con ellas.

Un cuartel general en Europa
Reforzar su presencia en Europa también es algo que va a hacer estableciendo parte de sus instalaciones en este continente. La compañía ya anunció hace un tiempo que iba a establecer un cuartel general en Hungría y ahora ha desvelado que también construirá una nueva fábrica en la que, de primeras, producirá el mencionado BYD Dolphin Surf.
Como recoge Electrive, para Wang Chuanfu, director ejecutivo de BYD, seguir este camino tiene lógica y es clave para la estrategia europea de la compañía: “Establecer la sede europea de BYD en Hungría es un paso natural. Como centro neurálgico de las operaciones europeas de BYD, la sede se centrará en tres funciones clave: ventas y servicios posventa, certificación y pruebas de vehículos, y diseño y desarrollo de características de vehículos a nivel local”.
Un movimiento así implica que la región que recibe instalaciones de este tipo va a experimentar un impulso económico importante, motivo por el que es entendible que desde el gobierno hayan recibido con las manos abiertas a la marca china.
El primer ministro Orbán declaró al respecto: “Nuestro objetivo es que los inversores extranjeros aporten capacidades de desarrollo a Hungría. No solo de manufactura, sino también de desarrollo. Nuestra idea siempre ha sido que primero lleguen las fábricas, luego los centros de desarrollo de las fábricas y, finalmente, los centros de investigación”.
La firma lleva años sopesando la opción de establecerse en Europa, porque la localización de su producción tenía beneficios importantes, pero es algo que se ha puesto de especial relevancia con la imposición de aranceles a los coches eléctricos chinos, que en el caso de BYD son del 17,4%.
En un primer momento estudió la posibilidad de utilizar la fábrica de Saarlouis, en Alemania, donde Ford terminará la producción del Focus este mismo 2025, pero finalmente ambas compañías no llegaron a ningún entendimiento.
Otro país que descartaron de inmediato fue Reino Unido, según apunta Autocar, que pudo hablar con Michael Shu, presidente europeo de la marca: “Como inversores, queremos que un país sea estable. Abrir una fábrica es una decisión que se toma a lo largo de décadas. Sin el Brexit, quizá. Pero después del Brexit, no entendemos qué pasó. El Reino Unido no tiene una solución muy buena. Ni siquiera en la larga lista lo teníamos [entre nuestras opciones]”.