El Toyota Mirai, uno de los pocos vehículos de pila de combustible de hidrógeno disponibles en el mercado, se ha convertido en el centro de una demanda colectiva en Estados Unidos. Varios propietarios han decidido llevar a Toyota ante los tribunales alegando que la marca les vendió un coche que, en la práctica, no pueden utilizar debido a la casi inexistente red de estaciones de repostaje de hidrógeno.
La demanda ha sido presentada por el abogado Jason Ingber en nombre de clientes que aseguran haber sido inducidos a la compra bajo promesas de una expansión rápida de la infraestructura de hidrógeno que nunca llegó a materializarse. Según recoge CBS News, muchos conductores se encuentran atrapados en una situación límite: poseen un vehículo avanzado tecnológicamente, pero sin acceso fiable al combustible que necesita.
Una infraestructura prácticamente inexistente

El principal problema del Toyota Mirai es su total dependencia de las estaciones de hidrógeno, que en Estados Unidos se concentran casi exclusivamente en California. A finales de 2024 apenas existían unas 50 estaciones operativas en todo el estado, muchas de ellas con averías recurrentes o fuera de servicio durante largos periodos.
Esto impide a los propietarios salir del estado sin riesgo de quedarse tirados. Testimonios incluidos en la demanda describen situaciones extremas, como conductores atrapados durante horas junto a surtidores inoperativos sin poder regresar a sus casas. Fuera de California, la situación es aún más crítica, con apenas instalaciones puntuales en Hawái, Canadá y ninguna operativa en gran parte del país.
Acusaciones contra concesionarios y promesas incumplidas
La demanda también señala directamente a la red comercial de Toyota. Según los denunciantes, algunos concesionarios compararon el futuro del Toyota Mirai con el del Toyota Prius, asegurando que la tecnología de hidrógeno se popularizaría rápidamente y que las estaciones de repostaje serían habituales en cuestión de meses.

Uno de los casos citados es el de un marine estadounidense destinado inicialmente en California, que adquirió un Toyota Mirai por más de 42.000 dólares tras recibir garantías de que podría devolverlo si era trasladado. Al ser destinado posteriormente a Virginia, se encontró con que no había ninguna estación de hidrógeno en la región y que el valor de recompra del coche apenas alcanzaba los 11.000 dólares, dejándole con una deuda muy superior al valor del vehículo.
Depreciación récord y coches difíciles de revender
La falta de infraestructura ha provocado una depreciación masiva del Toyota Mirai. En 2024, la marca llegó a ofrecer descuentos de hasta 43.000 dólares, financiación al 0% y vales de combustible gratuitos para incentivar las ventas. Aun así, muchos compradores se encontraron con que ni siquiera un precio cercano a los 15.000 dólares compensaba la falta de usabilidad del coche.

Esta política de descuentos hundió el valor de los Toyota Mirai usados, dejando a numerosos propietarios con préstamos superiores al valor real del vehículo y sin posibilidad de venderlo sin asumir grandes pérdidas.
El declive de los coches de hidrógeno
Cuando el Toyota Mirai llegó al mercado en 2016, la red de carga eléctrica era todavía limitada y los vehículos de pila de combustible parecían una alternativa viable. Sin embargo, el rápido crecimiento de la infraestructura de recarga para coches eléctricos y el estancamiento del hidrógeno han cambiado por completo el escenario.
Aunque el hidrógeno es el elemento más abundante del universo, su obtención, almacenamiento y distribución en estado puro es compleja y costosa. En un contexto en el que los coches eléctricos ganan terreno y los puntos de recarga se multiplican, el futuro de los vehículos de hidrógeno como el Mirai parece cada vez más incierto.