Entramos en el final de año y el curso político sigue como al inicio: con un escenario difícil y muchos asuntos importantes pendientes. Uno de ellos se resolvía recientemente: la aprobación en el Congreso de la primera Ley de Movilidad Sostenible de España. Una norma que, aunque no es todo lo ambiciosa que debería de ser, supone un gran paso hacia una movilidad accesible, inclusiva y verde. En el ámbito de la aviación, por ejemplo, la Ley insta a las administraciones a disponer de hidrógeno renovable, combustible sostenible de aviación y electricidad en los aeropuertos.
Reducir el impacto ambiental de la aviación es imperativo, no sólo para reducir las emisiones, sino también un equilibrio entre eficiencia, competitividad y mitigación de los impactos del cambio climático. El clima avisa de que no hay tiempo, con fenómenos meteorológicos cada vez más frecuentes y violentos. Según el programa de la Unión Europea Copernicus, 2025 es ya el peor año en cuanto a superficie quemada desde que se tienen registros en España, con casi 400.000 hectáreas calcinadas.
El Gobierno ha anunciado un Plan nacional de Descarbonización del Transporte Aéreo, y en él están puestas las esperanzas para fijar objetivos concretos de reducción de emisiones que rebajen el impacto de la aviación en España.
Reducir las emisiones de la aviación se produce de manera más lenta que en otros sectores como el transporte por carretera, por ejemplo, donde es posible sustituir los coches de gasolina por baterías cargadas con electricidad renovable. En contraposición, no existe una alternativa viable económica y técnicamente que pueda sustituir el motor del avión por baterías con iguales condiciones que el queroseno fósil que se utiliza actualmente.
El Director General de la Aviación Civil, David Benito Astudillo, lo resumía bien durante el Debate sobre la Sostenibilidad del Transporte Aéreo, celebrado en el Congreso este 1 de octubre: “el reto más complejo -de la aviación- es el de la sostenibilidad y, particularmente, la descarbonización del sector”.
¿Qué son los SAF?
El queroseno fósil que se utiliza actualmente en los aviones emite gases de efecto invernadero, nubes de vapor de agua y partículas finas que pueden influir en la aparición de demencia, diabetes o hipertensión, según señala el informe apoyado por ECODES. La mejor alternativa que se presenta para dejar de utilizar queroseno fósil son los Combustibles de Aviación Sostenibles (SAF por sus siglas en inglés).
Los SAF cuentan con unas características similares al queroseno convencional y pueden clasificarse como origen biológico, por ejemplo, a partir de residuos, y no biológico, obtenido a partir de fuentes renovables.
Debido a su escasez, la materia prima de los SAF a partir de residuos debe importarse, haciendo que sea difícil saber de dónde procede y, por lo tanto, puede estar sujeto a fraude. El aceite de cocina usado, utilizado en la producción de SAF, proviene en su mayoría del Sudeste Asiático, arrojando dudas sobre su sostenibilidad.
Otro tipo de SAF, el combustible sintético (e-SAF por sus siglas en inglés) presenta menores problemas de sostenibilidad, ya que se produce a partir de agua, electricidad de origen renovable y CO2 capturado del aire. Este combustible se produce a partir de materias primas locales y puede ser utilizado en los aviones actuales.
Fruto del consenso, en 2023 la Unión Europea aprobó el Reglamento ReFuelEU, que obliga a que los aeropuertos españoles más grandes dispongan de SAF de origen biológico y el e-SAF a partir de 2025 y 2030, respectivamente.
Según el informe de ECODES, los aeropuertos obligados -como Madrid, Barcelona o Palma de Mallorca- a disponer de SAF transportan el 82% de los pasajeros y el 97% de las mercancías a nivel nacional. Esto deja fuera tanto los aeropuertos pequeños, como el de León, como los aeropuertos situados en las Islas Canarias, que no están obligados a disponer de estos combustibles. Por lo tanto, seguirán utilizando queroseno, concentrando las emisiones de gases de efecto invernadero en las Islas y afectando negativamente a la salud de la ciudadanía.
En los aeropuertos que sí que están obligados, en caso de no utilizar SAF, las aerolíneas y suministradores podrían enfrentarse a sanciones severas, recogidas en Real Decreto de Fomento de los Combustibles Renovables y en la Ley de Navegación Aérea.
Actualmente, para asegurar la producción de combustibles sintéticos y una reducción efectiva de emisiones, la tecnología al alcance necesita obtener el producto a un menor coste, asegurar las decisiones finales de inversión y que la red eléctrica tenga la capacidad de absorber los proyectos. Para ello, las características de un país como España, debido a su posición como el país con más horas de sol de Europa son idóneas para el desarrollo de e-SAF. El reloj no se detiene y cada segundo cuenta: la aviación tiene que empezar a reducir sus emisiones.