La demanda de coches eléctricos no crece al ritmo esperado, y los consumidores siguen mostrando reticencias, especialmente ahora que los gonernantes mundiales están suavizando sus objetivos de descarbonización, especialmente Estados Unidos, pero también en cierta medida Europa. Al mismo tiempo, varios fabricantes están invirtiendo de nuevo en mecánicas de gasolina e híbridas. Aun así, muchas empresas continúan buscando formas de reducir la dependencia del petróleo. BMW es una de ellas.
Junto a marcas como Honda, Hyundai y Toyota, BMW sigue apostando por el hidrógeno como una opción viable para propulsar vehículos en la próxima década. En 2024, la firma presentó el prototipo iX5 con celda de combustible de hidrógeno, y promete lanzar un SUV impulsado por hidrógeno dentro de unos años. En una entrevista reciente, BMW reafirmó con fuerza su compromiso con esta tecnología.
“El momento es el adecuado” para el hidrógeno

Jürgen Guldner, gerente general del programa de Tecnología de Hidrógeno en BMW, declaró al medio Driving Hydrogen que la empresa sigue adelante con sus planes para producir vehículos de pila de combustible de hidrógeno. El primero de producción en serie de BMW está previsto para 2028, y probablemente se base en la próxima generación del SUV BMW X5. Hasta ahora, la marca alemana solo ha mostrado prototipos
“Creemos que el momento es el adecuado. Hemos sido pioneros tanto en tecnologías eléctricas como de hidrógeno, y estamos listos para liderar”, afirmó Guldner. El directivo también destacó que la infraestructura de hidrógeno está mejorando en mercados clave como Europa, Japón y Corea, lo que podría acelerar el desarrollo de este tipo de vehículos. A pesar de su amplia gama de modelos eléctricos, Guldner asegura que el hidrógeno puede ofrecer “lo mejor de ambos mundos”. “Los vehículos de hidrógeno brindan una experiencia de conducción eléctrica pero se pueden recargar en tres o cuatro minutos, como un coche a gasolina. El hidrógeno resuelve elegantemente los problemas de carga.”
BMW colabora estrechamente con Toyota en el desarrollo de esta tecnología. De hecho, el BMW iX5 utiliza el sistema de pila de combustible suministradas por la marca japonesa. Esta alianza continuará hasta 2028, cuando BMW lance su primer modelo de producción con pila de combustible. “Para el modelo de 2028 vamos a ampliar la cooperación”, señala Guldner. “Estamos trabajando codo con codo con Toyota en el diseño completo del sistema para aprovechar economías de escala.”
¿Es realmente el momento del hidrógeno?

Los fabricantes de coches llevan décadas explorando el hidrógeno como fuente de energía para vehículos, pero sin resultados significativos. Empresas como Honda y Toyota ya ofrecen vehículos con celda de combustible en mercados muy limitados, aunque su aceptación ha sido baja. La mayor utilidad del hidrógeno hasta ahora ha sido en maquinaria pesada y transporte industrial.
En una entrevista previa, Chris Martin, jefe de Relaciones Públicas Técnicas y Regulatorias de Honda, afirmó: “Lo importante es hacer crecer la economía del hidrógeno. Vemos un futuro en el que los vehículos con celda de combustible tengan un papel más relevante en el transporte personal, pero primero necesitamos una infraestructura que pueda sostenerlo.”
Sin embargo, con la flexibilización de regulaciones y el desvío de inversiones desde los coches eléctricos hacia otras formas de propulsión, aquellas que ya han apostado por el hidrógeno podrían aprovechar esta coyuntura para profundizar su inversión. Como mencionó Guldner, cada vez hay más estaciones de hidrógeno en todo el mundo. Australia, por ejemplo, acaba de inaugurar su primera estación pública de hidrógeno, y en Brasil se está construyendo una de las primeras plantas de hidrógeno verde con una inversión de 30 millones de dólares.
En Europa, el mercado del hidrógeno fue valorado en 77.800 millones de dólares en 2024, y se espera que aumente hasta los 83.600 millones para finales de este año, llegando a los 149.300 millones en 2033, impulsado principalmente por el Pacto Verde Europeo y la Estrategia del Hidrógeno, que tiene como objetivo instalar 40 gigavatios de electrolizadores renovables para 2030. Alemania, Francia y España lideran la adopción de esta tecnología en Europa, concentrando más del 50% de la capacidad actual del continente.
BMW, por su parte, sigue fuertemente comprometida con la electrificación. Sus próximos modelos eléctricos prometen hasta 1.000 kilómetros de autonomía. Sin embargo, el CEO Oliver Zipse ha sido claro en que no cree que una apuesta exclusiva por los eléctricos sea la solución. Recientemente, afirmó que “las regulaciones unilaterales que limitan la oferta nos llevan a un callejón sin salida”.
Por eso, BMW continuará produciendo vehículos de gasolina, eléctricos, e impulsados por hidrógeno en un futuro próximo.