El consejero delegado de Ford, Jim Farley, ha despejado cualquier duda sobre el futuro eléctrico de la compañía. El directivo afirma que retirarse ahora no es una opción si la marca quiere seguir siendo relevante a escala global. “Si queremos tener éxito, no podemos abandonar el coche eléctrico”, ha asegurado Farley en el pódcast Office Hours: Business Edition.
El directivo, de 63 años, eleva el discurso más allá del negocio inmediato y lo sitúa en términos de reputación industrial: “Si Ford quiere ser una compañía global, no voy a cederles ese terreno a los chinos. Quiero restaurar la dignidad de la compañía a nivel global y que Ford sea la empresa industrial más respetada del país”.

Tesla y los fabricantes chinos, un baño de realidad
Una de las partes más llamativas de la entrevista llega cuando Farley reconoce el impacto que supuso para Ford desmontar por primera vez un Tesla Model 3 y varios modelos chinos. “Me sentí muy humillado cuando desmontamos el primer Tesla Model 3 y empezamos a desmontar los vehículos chinos. Cuando los abrimos, fue impactante lo que encontramos”.
Ese ejercicio dejó en evidencia ineficiencias importantes en los propios productos de Ford. El ejecutivo cita el caso del Mustang Mach-E, el SUV eléctrico de la marca, ya que el modelo tiene unos 1,6 kilómetros más de cableado que el Tesla equivalente, lo que añade unos 70 kilos de peso innecesario y obliga a montar una batería más grande y costosa para lograr autonomías similares.
Esta realidad fue una de las razones por las que Farley impulsó la creación de Model e, la división específica de vehículos eléctricos dentro de Ford: “Necesitábamos una nueva forma de gobernar esa parte del negocio porque son vehículos definidos por software”. Además, decidió que las pérdidas de la división se contasen de forma separada para que el mercado las viera con claridad, es decir, como una manera de forzar a la compañía a acelerar la solución.
Sin marcha atrás en el coche eléctrico y liderazgo en la conducción autónoma
Para Farley, retroceder en el coche eléctrico no entra en sus planes si Ford quiere seguir siendo un actor relevante en una industria que se electrifica a marchas forzadas y en la que los competidores chinos ganan terreno. El directivo enmarca esta batalla en un contexto más amplio, marcado por la tensión comercial entre Estados Unidos, Europa y China: “Estamos en una guerra geopolítica de aranceles con China”.
El directivo sostiene que la clave para el futuro de Ford pasa por tratar el vehículo como un dispositivo digital y subraya que su trabajo va mucho más allá de diseñar buenos coches: “Se trata de tener el mejor producto y siempre será así. Pero en mi trabajo como consejero delegado no tendría éxito si lo único que hiciera fuera centrarme en los mejores vehículos. No es tan sencillo”.

Otro de los grandes titulares de la entrevista gira en torno a la conducción autónoma. El salto que persigue la marca va más allá de los actuales sistemas manos libres como BlueCruise, que permiten soltar el volante pero exigen seguir mirando la carretera y estar preparado para intervenir. Farley habla directamente de un nivel en el que el conductor pueda apartar la vista del tráfico en autopista.
“Ford conducirá el coche por ti. Conducir sin manos acaba siendo la puerta de entrada a conducir sin mirar. El estadounidense medio pasa entre 20 y 30 minutos al día en la autopista. Nunca pensé que podría decir esto en mi vida: ¿y si Ford te devolviera 20 minutos de tu vida?”.
Según el directivo, la compañía está a algo más de dos años de lanzar esta tecnología de conducción en autopista, y no descarta ser la primera en lograrlo. Además, lanza un mensaje directo a su gran rival tecnológico: “Elon (Musk, CEO de Tesla) está trabajando duro, pero todavía no ha llegado ahí”.

Aun así, prevé que General Motors y otros fabricantes también alcancen la conducción autónoma fuera de la carretera en plazos similares. “No quiero ser el primero y estar simplemente bien. Prefiero llegar seis meses más tarde y ser el mejor”, explica.
El periodo más crítico en 122 años
Farley define la etapa actual como uno de los momentos más delicados en la historia de Ford, fundada en 1903. La compañía afronta a la vez un profundo proceso de electrificación, una transformación tecnológica hacia el software y la conectividad, problemas de calidad y una dura competencia internacional.
“Creo que el próximo CEO tendrá un perfil completamente distinto al mío. Cada época exige un tipo concreto de líder y creo que el consejo entendió el momento en el que estábamos. Sé que esta se considerará una de las etapas más críticas, quizá una de las más incómodas, en esos 122 años de historia”, explica.

Aun así, Farley asegura que siente que el plan empieza a dar frutos: “Tengo la sensación de que acabamos de coronar una colina. No porque hayamos tenido un buen trimestre, sino porque, como líder, tienes un sexto sentido para saber cuándo alcanzas la masa crítica con tu equipo y cómo trabajan juntos”.
