El consejero delegado del grupo Volkswagen, Oliver Blume, ha lanzado un mensaje contundente a las autoridades europeas: sin medidas políticas “convincente y unificadas”, la transición hacia una movilidad eléctrica masiva se arriesga a estancarse.
En una entrevista con la agencia alemana DPA, Blume reclamó incentivos fiscales y una red de recarga robusta, accesible y económica, en todo tipo de territorios.

Las cosas claras y la estrategia a múltiples bandas
“Tenemos que mejorar la infraestructura de recarga, especialmente en zonas urbanas y rurales. Necesitamos precios de recarga más bajos y programas de subvenciones convincentes”, advirtió Blume. Su demanda no se limita a Alemania, sino a toda Europa: “Queremos que la movilidad eléctrica tenga éxito, pero necesitamos flexibilidad para alcanzar los objetivos”, subrayó.
Para el directivo, la clave está en que los distintos eslabones (política, industria y sociedad) actúen de forma coordinada. “Está en nuestras manos devolver a nuestro país su fuerza de antaño”, afirmó, en un llamamiento en el que insistió en que la responsabilidad es compartida.
Desde su posición al frente del grupo, Blume ha asegurado que la empresa “está preparada”: hoy, uno de cada cinco vehículos vendidos por sus marcas ya es electrificado. Esa realidad, según él, demuestra que el gigante automovilístico está alineado con la hoja de ruta hacia la neutralidad climática.
Sin embargo, la transición no está exenta de desafíos internos. El grupo ha atravesado lo que Blume describió como “tiempos turbulentos” y ha adoptado medidas de ajuste que incluyen control de costes. En el primer semestre de 2025, Volkswagen registró un beneficio neto de 4.005 millones de euros, lo que representa una caída del 36,5 % respecto al mismo período del año anterior.
Como parte de su estrategia, la compañía anunció recientemente recortes de plantilla: 35.000 empleos en la marca Volkswagen, 7.500 en Audi y unos 4.000 en Porsche. Esa reestructuración tiene como objetivo preservar la viabilidad de las fábricas en Alemania. Blume también dejó claro que su doble rol como ejecutivo de Volkswagen y Porsche no será permanente, confiando en que el equipo directivo de Porsche compense la caída del beneficio (-66 %) registrado en este semestre.
La recarga
La urgencia de nuevas políticas quedará vacía sin una red de recarga eficaz y asequible. Para Blume, es imprescindible que las zonas rurales reciban atención al mismo nivel que las ciudades. Solo así, asegura, se logrará que la demanda por vehículos eléctricos no se quede limitada a entornos urbanizados.
Además, insistió en que las subvenciones no pueden ser meramente simbólicas, sino lo suficientemente atractivas para transformar decisiones de compra. En su visión, los ciudadanos deben percibir que el cambio hacia lo eléctrico no solo es ecológico, sino también económico y práctico.

El momento crítico del sector alemán
Alemania, históricamente bastión de la industria automotriz europea, atraviesa uno de sus momentos más delicados. La caída sostenida de ventas, con retrocesos de hasta un 20 % en los últimos cinco años, y la competencia creciente desde China plantean un escenario complejo. A estos factores se suma la presión reguladora de la Unión Europea para reducir emisiones y acelerar la transición energética.
En respuesta a ese contexto, Volkswagen apuesta por reforzar su presencia en el mercado de eléctricos accesibles. Así, ha anunciado que fabricará el ID. Cross 2026 en su planta de Navarra, y el ID. Every1 en Portugal (este último previsto para 2027). Según Blume, esas instalaciones son las únicas en Europa que pueden competir en coste con algunas fábricas del Este europeo e incluso con muchas chinas.
Volkswagen, uno de los principales fabricantes del mundo, lanza una advertencia diplomática: la industria está lista para el cambio, pero sin el respaldo político adecuado, la transición puede quedar en un salto incompleto. La electrificación requiere un maridaje entre inversión pública y estrategia privada: regulación clara, incentivos que funcionen y redes de recarga dignas.
Europa se enfrenta hoy a una disyuntiva decisiva. La ola verde del automóvil no se detiene por voluntad del mercado: florece o se desvanece según la firmeza de las decisiones políticas. En ese escenario, las palabras de Blume suenan menos a petición y más a urgencia. Si no se actúa de forma coherente y contundente, los objetivos de descarbonización y liderazgo industrial podrían quedar reducidos a buenas intenciones.