Que el coche eléctrico es la opción de movilidad del futuro es un hecho… ya hoy día. Y si no que se lo digan a Nissan que, durante el lanzamiento de la tercera generación del Nissan Leaf -lo hemos probado- señalaba a la prensa que, a finales de 2010, cuando lanzó la primera generación, apenas tenía competidores. Y 15 años después, tiene más de 50 rivales como posible opción de compra.
La apuesta por el coche eléctrico -la UE ha prohibido incluso la venta de coches nuevos de combustión a partir de 2035 en su territorio- ha llegado al mundo en buena parte debido al temor de las consecuencias en un futuro del cambio climático. Y no es para menos, a la pérdida de calidad del aire, que puede desembocar en un futuro problema de salud mundial; se suman inundaciones provenientes de lluvias torrenciales o sequías prolongadas.

El coche eléctrico como solución de futuro al cambio climático
Y, ante esta situación, los expertos ya señalan que el coche eléctrico jugará un papel esencial contra el cambio climático en el futuro pero también como una solución al mismo ya en el presente inmediato -para 2026, ya sobrará mucho petróleo y gasolina en el mundo-, al reducir las emisiones contaminantes en el planeta.
El último en hacerlo es Xavier Giménez, profesor de Química Ambiental de la Universidad de Barcelona. Pese a que ya no hay duda de que el coche eléctrico contamina menos que el de combustión; aún persisten ideas en la sociedad de que, debido al proceso de extracción de energía y/o de los materiales para sus baterías, el coche eléctrico contamina casi tanto como uno de combustión.
Algo que ha negado rotundamente el profesor Giménez, autor del libro ‘El aire que respiramos’ y divulgador científico, en una entrevista con La Vanguardia: “Es cierto que la producción de un vehículo eléctrico genera más emisiones iniciales que un coche de combustión. Esto se debe al consumo energético de la extracción de litio, cobalto, níquel o grafito, y al proceso de ensamblaje en las gigafactorías” explica este profesor, pero “esta deuda de carbono” se compensa “muy rápidamente” durante su uso.
¿Un ejemplo? “Cargar un vehículo eléctrico en una red eléctrica mixta típica, actual, resulta en 50 g CO2/km. Si bien no es cero, esta cifra ya es 3,6 veces menor que las emisiones operativas del coche de combustión” rebate este profesor.

Además, Giménez explica que, a medida que la red eléctrica se vuelva más limpia, con la cada vez mayor presencia de energía procedente de fuentes renovables, también lo será el coche eléctrico.
“A medida que la red eléctrica se descarbonice, la ventaja ambiental de los vehículos eléctricos crecerá de forma exponencial. No solo en la fase de uso, incluso la producción de baterías se volverá más limpia gracias a procesos industriales electrificados […]”
Pero ya hoy día, el uso de un coche eléctrico paga de sobra esa “deuda de carbono” generada durante su producción. Es más, el coche eléctrico es una solución al cambio climático que resulta el doble de limpio a lo largo de su vida que uno de combustión, explica este experto en Química Ambiental.
La cosa va más allá, y si pensamos en un futuro en el que la energía para fabricar el coche eléctrico provenga al 100% de energías renovables, la huella de carbono de uno de estos vehículos puede llegar a ser hasta cinco veces inferior a la de un coche térmico equivalente. Y a ello, se suma la cuestión del reciclaje…

Porque si además y en el futuro logramos un reciclaje de baterías eficaz y a gran escala, el coche eléctrico reducirá aún más su impacto. Este profesor de Química lo explica en la entrevista con La Vanguardia: “cuando reciclamos de forma completa las baterías al final de su vida útil, evitamos la necesidad de volver a extraer sus componentes a través de la minería y generamos un crédito de carbono que refuerza la sostenibilidad del vehículo eléctrico.
Por todo lo anterior, este profesor tiene muy claro que, para combatir el cambio climático, el coche eléctrico no es una opción, es la solución”; a lo que añade que “cada kilómetro recorrido con un eléctrico es un paso hacia un transporte más sostenible, y el futuro del transporte limpio es, sin duda, eléctrico”.