La guerra comercial entre la Unión Europa y Estados Unidos no cesa, mientras la fecha límite del 1 de agosto marcada por EE.UU. se aproxima sin alcanzar un acuerdo. Ambas partes se preparan para aplicar nuevos gravámenes que afectan directamente a productos estratégicos como los vehículos. En este contexto, el sector del automóvil se ha convertido en uno de los grandes perjudicados: las marcas europeas exportadoras ya sufren un arancel del 25 % en EE.UU., mientras que la UE ha respondido con tasas similares sobre vehículos estadounidenses.
La disputa sigue, y el gobierno de Trump ha amenazado con aumentar los impuestos sobre los vehículos fabricados en la UE al 30% a partir del mencionado 1 de agosto. Una situación que ha encendido las alarmas entre los fabricantes, que temen un impacto duradero en sus cadenas de suministro, sus beneficios y su competitividad global. Una de las voces más críticas ha sido la de Hakan Samuelsson, CEO de Volvo, que no ha dudado en calificar como "absolutamente innecesaria" esta guerra comercial.

El CEO de Volvo se queja abiertamente de esta guerra comercial
El consejero delegado de Volvo ha pedido públicamente a la Comisión Europea que elimine los aranceles a los coches estadounidenses, al considerar que solo agravan la situación en un momento especialmente delicado para la industria del automóvil, que ya lidia con la electrificación, la inflación y la incertidumbre económica.
"Si Europa está a favor del libre comercio, deberíamos ser nosotros los que mostremos el camino y bajemos primero los aranceles a aranceles muy bajos", explicó Samuelsson a la agencia Reuters en una entrevista. Unas declaraciones que muestran un intento de convencer al presidente Trump a que reduzca los elevados aranceles a los vehículos extranjeros.
"Creo que es absolutamente innecesario, la industria automovilística europea definitivamente no necesita ninguna protección de los fabricantes de automóviles estadounidenses", añadía Samuelsson.
Esta guerra comercial afecta de lleno a Volvo, ya que la mayoría de sus coches vendidos en Estados Unidos son importados de Europa. Por ello, el fabricante está planeando trasladar algunas de sus plantas de producción a Estados Unidos. De hecho, la marca ya ha confirmado que iniciará la fabricación de su híbrido más vendido, el XC60, en EE.UU. el próximo año.
“Estas son las medidas que podemos controlar, en lo que respecta a los aranceles, solo podemos tener una opinión como todo el mundo”, concluía el directivo.

El CEO de Volvo también opinó sobre la disputa UE-China
Semanas atrás, Samuelsson fue preguntado por el importante desembarco de marcas chinas en Europa. Y, realmente, fue tajante en su respuesta: “Tendremos una competencia muy dura con China. Cuanto antes nos acostumbres a ellos y antes empecemos a desarrollar nuestros coches en Europa, mejor. La única protección para nuestra industria es mejorar y ser más competitivos”.
Además, durante la entrevista, el directivo también admitió dudas sobre una de las decisiones más importantes de la marca: “Nuestro objetivo sigue siendo el de ser una empresa totalmente eléctrica, pero quizá hemos sido demasiado optimistas en poder alcanzarlo en 2030”.

“Es necesario que también haya una fecha creíble para las inversiones y la expansión de la infraestructura de carga. De lo contrario, no será posible ser totalmente eléctrico para 2035 (fecha en la que la UE prohíbe la venta de coches térmicos)”, explicaba Samuelsson.