El Tesla Model X llegó al mercado europeo en el año 2016. Este coche fue el segundo coche eléctrico de fabricación masiva lanzado por la marca (el tercero si se cuenta con el Roadster). Tras el buen recibimiento que tuvo el Tesla Model S en 2012, la compañía vio la oportunidad de lanzar un SUV, pero este no sería de aspecto convencional, sino que tendría que entrar por los ojos a base de gadgets hasta entonces casi inexplorados para un coche de este segmento.
Esto supuso incorporar unas puertas traseras en formato ‘alas de gaviota’, tres filas de asientos para un total de seis ocupantes, entre otras cosas. Esto lo posicionó directamente como el coche más llamativo de Instagram por aquel entonces. Sin embargo, este no sólo llegó con cosas llamativas, sino también con puntos a mejorar.

El Tesla Model X no es el mismo que hace 10 años
Uno de estos puntos era su peso. En el 2016, en una prueba con el medio Car and Driver, se dieron cuenta de que el el peso superaba los 2.500 kg. Esto lo posicionaba como uno de los más pesados del mercado, aunque ahora estaría en la media de su segmento o incluso mejoraría a muchos rivales.
No obstante, Tesla tiene una virtud importante, y es que, aunque sus coches parece que tienen muchos años a sus espaldas, lo cierto es que la marca los actualiza cada cierto tiempo. Así los mantiene jóvenes bajo una carrocería ya conocida y bien asentada. En los últimos años, el Model X ha recibido nueva imagen para su frontal, nuevas llantas o novedades en materia de pintura pero, en general, sigue siendo el mismo que se dio a conocer en el 2016.

Técnicamente también ha cambiado mucho, aunque esto es algo que puede pasar desapercibido para la mayoría, más allá de una puesta al día en su batería (con una mejora en la autonomía). Tal y como confirman desde el mencionado medio, el Tesla Model X ha mejorado en aspectos como el peso. Ahora el SUV eléctrico es alrededor de 181 kg más ligero que cuando se lanzó por primera vez hace 10 años.
En una entrevista con Lars Moravy, ingeniero jefe de Tesla, el responsable declaró que, en su momento, la marca “tenía prisa por lanzar el Model X, lo que dio lugar a soluciones técnicas y componentes poco elegantes que se adoptaron directamente del Model S”. Con el paso del tiempo, la compañía ha ido puliendo estos aspectos y mejorando significativamente el modelo a la venta.
Para lograr este ahorro de peso, la marca ha mejorado la densidad energética de sus baterías y los elementos que componen sus motores eléctricos. Sólo en estos dos apartados, el coche vio reducido su peso en casi 100 kg con la actualización del 2021. A esto se añaden otros 36 kg en componentes interiores, los nuevos asientos ahorraron 23 kg, la estructura de los cinturones de seguridad otros 2,7 kg.

En materia técnica, otros 20 kg fueron ahorrados al cambiar el cableado de alto voltaje. El sistema de refrigeración se simplificó y obtuvieron otros 13,6 kg de adelgazamiento. El enumerado de mejoras continúa con elementos que apenas han ahorrado 1 kg (el líquido refrigerante). En general, el Model X ha mejorado mucho en este aspecto. Al ser más ligero le ha permitido ser más dinámico y ganar unos kilómetros de autonomía.
Como ya hemos mencionado, aunque en sus inicios el peso del Tesla Model X fuese impactante, a día de hoy existen alternativas que incluso superan aquella cifra. Moraba cita en su intervención a modelos como el BMW X5 M60i o el BMW iX xDrive 50, sobre los que el SUV de Tesla pesa 64 y 227 kg menos, respectivamente.