En plena ola de calor, determinados modelos eléctricos en España se enfrentan a un riesgo considerable de fallos graves. Un reciente análisis realizado por la plataforma de diagnóstico automovilístico Carly revela que BMW, Tesla y Audi lideran el listado de marcas más sensibles al calor, con probabilidades de averías críticas que superan el 60%.
Mientras las ventas de coches eléctricos continúan acelerándose en España, superando los 75.000 turismos eléctricos en 2023 y con más de 46.000 puntos de recarga instalados a mediados de 2025, la fiabilidad se ha convertido en una prioridad para los usuarios. Ahora el componente térmico se asienta como una de las principales variables de riesgo a tener en cuenta.

Cómo se realizó el estudio
Carly ha escaneado miles de coches 100% eléctricos circulando en territorio español mediante dispositivos OBD2 conectados a su aplicación móvil. Tras cruzar los resultados con episodios de calor (temperaturas sostenidas por encima de los 35 °C), el análisis proporciona una probabilidad estimada de fallos críticos para cada marca. Advierten que no se trata de una tasa de avería constatada, sino de un nivel de riesgo térmico relativo.
BMW encabeza esta clasificación con una probabilidad de averías críticas de casi tres de cada cuatro unidades, seguido de cerca por Tesla. Marcas del grupo Volkswagen, como Audi, Škoda o SEAT, también figuran en los puestos más elevado. En el extremo opuesto destacan firmas como Peugeot, Toyota y Citroën, con riesgos por debajo del 10%.
Las temperaturas elevadas, especialmente las que exceden los 35 °C, deprimen el rendimiento de varios componentes clave en un coche eléctrico:
- Baterías: las celdas de iones de litio se degradan más rápido por el calor, perdiendo autonomía y aumentando el riesgo de fallo grave o irreversible.
- Sistema de refrigeración: el esfuerzo extra para mantener el pack de baterías a temperatura segura puede provocar fallos mecánicos o electrónicos si el diseño térmico es deficiente.
- Electrónica de control (ECU): sufren errores inesperados o incluso se bloquean bajo estrés térmico sostenido.
Los vehículos con mayor volumen en circulación y mayor antigüedad, como los de Tesla y BMW, acumulan más horas de uso, lo que puede elevar indirectamente el riesgo reportado. Modelos más recientes, con baterías y sistemas diseñados para climas cálidos, suelen presentar mejores cifras.
Marca | Riesgo estimado de avería crítica |
---|---|
BMW | 73,03 % |
Tesla | 67,43 % |
Audi | 61,08 % |
MINI (Grupo BMW) | 53,85 % |
Škoda | 45,95 % |
Volkswagen | 44,87 % |
SEAT | 38,66 % |
Hyundai | 8,4 % |
Citroën | 7,1 % |
Mercedes‑Benz | 6,86 % |
Toyota | 6,2 % |
Peugeot | 2,3 % |
Pero ojo, estas conclusiones no significan que el fallos esté garantizado. La cifra de riesgo no significa que 7 de cada 10 BMW vaya a romperse este verano. Es una probabilidad estadística derivada de escaneos previos combinados con datos ambientales y de antigüedad. Una unidad bien mantenida puede superar sin incidencias un verano extremo.

Consejos para minimizar el impacto del calor
Carly concluye su informe con una serie de recomendaciones prácticas destinadas a reducir el riesgo, especialmente útil en verano:
- Aparcar a la sombra o en lugar ventilado, para limitar la exposición eléctrica al sol.
- Evitar recargar al 100 % cuando hace calor, para reducir la tensión térmica sobre el pack.
- Preacondicionamiento (climatización conectada): activa una refrigeración previa mientras el coche está cargando, lo que evita cargar la batería con temperatura elevada.
- No abusar de las cargas rápidas en jornadas abrasadoras, ya que aumentan el calor interno del vehículo.
- Realizar diagnósticos con escáner OBD2, como los que ofrece Carly, para detectar fallos latentes antes de viajar.
Según Paola Nosthas, responsable de la compañía en España, escanear el coche antes de un desplazamiento largo puede evitar facturas que vayan desde unos cientos hasta más de 3 000 € por avería crítica.
Lo que subyace en estos datos es la necesidad de adaptar hábitos de conducción y mantenimiento al nuevo paradigma térmico de la movilidad eléctrica. El planteamiento es distinto: no se trata tanto de evitar el coche (como ocurría con los térmicos en épocas de frío extremo), sino de gestionar adecuadamente su temperatura interna, especialmente en verano.
Las futuras generaciones de eléctricos, con sistemas de refrigeración más eficaces y algoritmos de gestión térmica más inteligentes, así como una mayor experiencia acumulada por marca, podrían reducir considerablemente este tipo de riesgos.