Warren Buffett y su empresa de inversión, Berkshire Hathaway, han cerrado un capítulo que comenzó en 2008 con su entrada en BYD, el gigante chino de los vehículos eléctricos. En las últimas semanas, la firma controlada por el inversor estadounidense ha completado la venta de toda su participación en BYD, según documentos oficiales, lo que ha sacudido el mercado y desencadenado una caída del 3,4% en las acciones de la empresa en la Bolsa de Hong Kong.
Según Reuters, Berkshire Hathaway adquirió originalmente unas 225 millones de acciones de BYD en 2008, equivalentes a aproximadamente un 10% del capital de la empresa cotizada en Hong Kong. Durante los años posteriores, la apuesta se tornó extraordinariamente rentable: el valor de esas acciones llegó a multiplicarse por más de 30 veces, según indica Business Insider.

De inversión de largo plazo a salida definitiva
La inversión inicial de Berkshire en BYD fue impulsada por la recomendación de Charlie Munger, socio comercial de Buffett durante muchos años, quien adquirió las acciones junto con Li Lu, presidente de Himalaya Capital. La visión de Munger sobre el potencial de BYD fue fundamental para el inicio de esta relación.
La venta de participaciones comenzó allá por 2022, en una reducción gradual que fue pasando desapercibida hasta que Berkshire cayó por debajo del umbral del 5%, lo que bajo las reglas de la Bolsa de Hong Kong le eximía de revelar públicamente nuevas ventas. Finalmente, documentos presentados por Berkshire Hathaway Energy reflejan que al cierre del primer trimestre de 2025 el valor de su participación en BYD ya figuraba como cero.
La noticia no fue bien recibida por los inversores: tras la confirmación de la venta total, las acciones de BYD cayeron un 3,4% en la Bolsa de Hong Kong, convirtiéndose en uno de los valores peor comportados durante la jornada.
Este movimiento se produce en un contexto marcado por la presión competitiva dentro del mercado chino de eléctricos, una guerra de precios agresiva, márgenes más estrechos y señales de desaceleración después de un periodo de crecimiento espectacular. BYD también ha mostrado signos de que sus ventas domésticas están languideciendo, junto con la caída de beneficios (la primera en varios años) y revisiones a la baja de sus objetivos de producción para este ejercicio.

Reacciones desde BYD
Ante la salida definitiva de Berkshire, BYD optó por una respuesta mesurada. Li Yunfei, director de marca y relaciones públicas, publicó en Weibo que “invertir en acciones consiste en comprar y vender; es algo normal”. Agradeció a Buffett, a Charlie Munger y al equipo inversor su apoyo y compañía durante los 17 años que duró la inversión.
La empresa también dejó claro que la decisión de Berkshire Hathaway no afecta necesariamente su estrategia a largo plazo, aunque el contexto competitivo y económico sugiere que BYD enfrentará nuevos retos en el corto plazo
Esta salida de Buffett tiene efectos tanto simbólicos como prácticos para el sector europeo y global de vehículos eléctricos:
- Confianza del inversor: la presencia de Buffett siempre fue interpretada como un indicador de fortaleza y visibilidad global para BYD. Su retirada podría generar dudas en inversores más cautos, especialmente en mercados sensibles al respaldo institucional.
- Competencia internacional reforzada: BYD, pese a perder a uno de sus principales accionistas, sigue siendo un actor dominante. Sin embargo, la amenaza de alternativas emergentes, tanto en China como fuera, se vuelve más tangible.
- Presión en márgenes y estrategia financiera: la guerra de precios local, los costes de producción, incluyendo baterías, y los cambios regulatorios en muchos países están obligando a los fabricantes de EV a redefinir sus modelos. La retirada de un inversor con gran experiencia parece indicar que algunos creen que el riesgo/beneficio ya no es el mismo de antes.
La decisión de Warren Buffett y Berkshire Hathaway de abandonar completamente su inversión en BYD marca el cierre de una etapa brillante: una de las apuestas más exitosas en el mundo de los vehículos eléctricos. No obstante, más allá del rendimiento financiero exponencial, lo significativo es el momento que acompaña este movimiento: una industria en transición, con presión competitiva, márgenes en descenso y una necesidad creciente de adaptarse.