Europa se enfrenta a la que posiblemente será su década más complicada en la industria del motor. El límite establecido en 2035 para el final de los motores de combustión fue aplaudido por muchos en un primer momento, pero cada vez son más los actores del escenario los que creen que es poco factible. Cada cual presenta sus alternativas al problema, pero para Matías Giannini, CEO de Horse Powertrain, se trata de un problema de enfoque.
Hablando con Motor1, manifestó: “No puedo predecir si los planes cambiarán. Sin embargo, espero que los políticos se muestren más abiertos a la tecnología. La misión (la descarbonización) es indiscutible. Pero el error fue que los políticos no solo establecieron objetivos, sino que también especificaron ciertas tecnologías. Sería lógico establecer objetivos ambiciosos pero realistas y confiar en que la industria desarrolle soluciones. La tecnología es clave para alcanzar los objetivos”.

El objetivo está claro, pero hay que descubrir cómo alcanzarlo
Admite que en la industria del automóvil está habiendo un cambio de paradigma, puesto que lo que se empezó aceptando a ciegas, ahora se pone en duda, puesto que gobiernos y fabricantes son conscientes de para llegar al objetivo marcado, hay que seguir ciertas pautas realistas: “Estuve en el Salón del Automóvil de París el año pasado y vi un cambio de mentalidad notable. La industria, especialmente en Europa, está empezando a comprender que necesitamos tomar medidas concretas para llevar nuevas tecnologías y productos reales al mercado. Necesitamos más alternativas, pero ningún fabricante puede hacerlo todo a la vez. Si todos intentan abarcarlo todo, nadie logrará avances significativos”.
Y pone como ejemplo Alemania, que es el mayor productor de automóviles del continente: “Esto es especialmente evidente en Alemania: los volúmenes están disminuyendo, las ganancias se reducen, las plantas están cerrando y los empleados están siendo despedidos. Al mismo tiempo, falta apoyo político, lo que dificulta aún más las decisiones de inversión”.
2035 es pronto, incluso 2040, también
Giannini fue claro en sus palabras, lo que puede suponer un jarro de agua fría para los más optimistas, pero algo que considera importante para ser conscientes de la situación que enfrenta la industria: “Apoyo plenamente la estrategia de vehículos eléctricos y la respaldo explícitamente. Sin embargo, incluso para 2040, más de la mitad de los vehículos nuevos seguirán equipados con motores de combustión. Nuestro papel es reducir la complejidad para los fabricantes de equipos originales (OEM) y permitirles centrarse en sus puntos fuertes. No se trata de reemplazar su experiencia actual, sino de cubrir carencias específicas, ya sean tecnológicas o geográficas”.
El CEO ha identificado claramente el problema, pero también considera que se puede llegar a la solución: “El objetivo es claro: cero emisiones netas, descarbonización y cooperación con los gobiernos. Pero el camino para alcanzarlo no es uniforme. Cada vez se reconoce más que se requerirá una gama de tecnologías alternativas. Esto plantea una pregunta importante para los fabricantes de equipos originales (OEM): ¿con quién deberían asociarse? Si bien pueden lograr mucho de forma independiente, las alianzas suelen ser más eficientes. Precisamente aquí es donde entran en juego nuestra misión y visión: repensar la movilidad para todos”.
Como otros tantos han dicho ya, la apuesta tiene que ser variada y, sobre todo, tener un enfoque regional, puesto que la realidad y las necesidades de cada parte del mundo (o incluso dentro de la misma Europa) son muy diferentes entre sí: “Creo en diferentes soluciones según la región. Mi visión es que los fabricantes de equipos originales (OEM) deberían poder diseñar vehículos futuros principalmente como vehículos eléctricos de batería (BEV), sin tener que elegir entre múltiples plataformas. Hoy en día, las plataformas multienergía generan costos y complejidad innecesarios. Las soluciones modulares, como los BEV con extensores de autonomía opcionales o híbridos, preservan la flexibilidad sin crear estructuras paralelas”.
Sin embargo, aunque haya que apostar por tecnologías de distinta índole, considera que no todas las que existen hoy en día sobrevivirán, siendo el diésel el que más papeletas tiene para desaparecer por completo: “El diésel sigue siendo relevante en ciertos nichos de mercado, pero su declive a largo plazo es inevitable. Seguimos apoyando a nuestros clientes donde lo necesitan, pero no vemos un futuro sostenible para el diésel”.