Stellantis ha dado un paso atrás en su ambiciosa hoja de ruta hacia la electrificación total. El grupo, dirigido por Antonio Filosa, ha rescindido tres contratos de suministro de materiales esenciales para baterías (con Novonix, Westwater Resources y Alliance Nickel), confirmando un cambio de rumbo en su estrategia global con respecto a la seguida por el anterior CEO, Carlos Tavares.
Inicialmente, Stellantis planeaba una transición rápida hacia los vehículos eléctricos en todas sus marcas, pero la ralentización del mercado y la evolución de la demanda han obligado a una revisión. La decisión se produce en un momento en que varios fabricantes ajustan sus proyecciones ante la caída de ventas de eléctricos puros y el regreso de la demanda de automóviles híbridos.
Contratos cancelados y causas del cambio

El primer acuerdo cancelado fue con Novonix, proveedor de grafito para ánodos. La empresa estadounidense confirmó que Stellantis puso fin al contrato “con efecto inmediato” el 4 de noviembre, al no alcanzarse un consenso sobre las especificaciones técnicas y los hitos de producción.
Poco después, Westwater Resources comunicó la terminación “inesperada” de su acuerdo de suministro, lo que ha obligado a frenar la financiación de su planta Kellyton en Alabama. Aunque Stellantis dejó abierta la puerta a renegociar un futuro contrato, la decisión supone un duro golpe para el proveedor, que ahora reducirá su capacidad inicial y ajustará sus inversiones.
Finalmente, Alliance Nickel, con sede en Australia, informó de la cancelación de su acuerdo con Stellantis, en vigor hasta diciembre de 2025. Según la compañía, el incumplimiento de ciertos hitos contractuales debido a las difíciles condiciones del mercado del níquel y la financiación del proyecto NiWest hizo inviable continuar con el compromiso actual.
Contexto global: menos eléctricos y más flexibilidad

Estas decisiones reflejan un viraje estratégico: Stellantis prevé ahora producir menos vehículos eléctricos de los que había proyectado originalmente. Parte de la estrategia se centra en extender la vida comercial de los motores de combustión e híbridos, especialmente en mercados como Estados Unidos, donde el nuevo entorno político ha reducido los incentivos a los 100% eléctricos.
La llegada del gobierno de Donald Trump ha paralizado varios programas de subsidios lanzados durante la administración Biden, lo que afecta directamente la competitividad de la producción eléctrica en suelo norteamericano. Y en Europa ya se habla de retrasos en la prohibición de los coches con motor de combustión.
Una transición bajo revisión
El ajuste de Stellantis no implica el abandono de la movilidad eléctrica, sino una transición más cautelosa y adaptada a la realidad del mercado. La compañía continúa evaluando acuerdos alternativos de suministro y nuevas alianzas, aunque en volúmenes más reducidos y con plazos revisados.
En palabras de los analistas, la decisión ilustra un fenómeno más amplio: el fin de la fase de expansión acelerada del vehículo eléctrico y la entrada en una etapa de consolidación, donde la rentabilidad y la flexibilidad estratégica pesan tanto como la innovación tecnológica.