La llegada de las marcas chinas al mercado español está transformando el panorama automovilístico. Una de las protagonistas es MG, firma británica de origen histórico pero con capital chino desde 2007, que se ha convertido en uno de los fabricantes más vendidos en España. Los números hablan por sí solos: pasó de 29.040 matriculaciones en 2023 a 30.786 en 2024, y solo en el primer semestre de 2025 ya acumulaba 25.494 unidades, unas 11.000 más que en el mismo periodo del año anterior. El MG HS PHEV incluso fue el híbrido enchufable más vendido en junio, y también lo ha sido durante el pasado mes de agosto.
Este ascenso meteórico, sin embargo, también ha generado dudas entre los consumidores. La pregunta se repite en foros y redes sociales: ¿son los coches chinos tan fiables como los europeos? ¿Qué hay de la calidad de sus componentes?

Para responder, Enrique Álvarez, mecánico con más de dos décadas de experiencia y propietario de Talleres Piba, decidió examinar a fondo uno de los SUV de MG que llegó a su taller. Su análisis, compartido en redes sociales, ha sorprendido a miles de conductores y pone en cuestión los prejuicios sobre los vehículos fabricados en China.
Componentes europeos en un SUV chino
La primera sorpresa llegó con la batería: en lugar de un proveedor asiático, el modelo montaba una de la marca Varta, el fabricante alemán que equipa desde hace años a coches europeos de alta gama.
Al revisar el sistema de transmisión, Álvarez encontró correas de la firma británica Gates, una de las más reconocidas del sector. En el apartado de frenado, los servofrenos estaban firmados por ATE, empresa alemana con décadas de experiencia cuyos productos son habituales en Volkswagen, BMW o Mercedes-Benz.

Otro hallazgo clave fue la centralita del motor, desarrollada por Bosch, líder global en electrónica automotriz. Aunque las inscripciones en chino del componente revelan que se fabrica en Asia, el diseño y la tecnología provienen de Alemania, lo que demuestra la interdependencia actual de las cadenas de suministro.
Los neumáticos tampoco eran asiáticos: el MG analizado montaba Michelin, la multinacional francesa de reconocido prestigio. Además, el sistema ABS volvía a recurrir a Bosch y el caudalímetro llevaba la firma de Continental, otro gigante alemán.
No todos los coches chinos son 100% chinos
Tras la revisión, Enrique Álvarez fue contundente: “Mucha gente cree que, por venir de China, todos sus componentes son chinos. Pero nada más lejos de la realidad. Lleva las mismas marcas que cualquier coche europeo. Yo calculo que entre un 30% y un 40% de las piezas son alemanas”.
@talleres_piba_oficial Coches chinos 🇨🇳 , piezas europeas 🇪🇺 ! Quédate hasta el final para comprobarlo !! #china #parati #motor #coche #mecanica #mecanico #mecanicaautomotriz #mecanicodeltiktok #toyota #coches #mg ♬ sonido original - Talleres Piba
El mecánico subraya que, en la práctica, muchos vehículos fabricados en Europa también dependen de proveedores asiáticos. En este caso ocurre lo contrario: un coche vendido como chino incorpora un alto porcentaje de tecnología europea.
Los datos de ventas confirman la buena acogida de la marca en España. En agosto, el MG HS PHEV volvió a liderar las matriculaciones de híbridos enchufables, con 919 unidades vendidas, superando al Toyota RAV4, uno de los modelos más exitosos a nivel mundial.
La combinación de precio competitivo, equipamiento abundante y garantía ampliada ha convertido a MG en una alternativa sólida frente a fabricantes tradicionales. El testimonio de profesionales como Álvarez contribuye a reforzar la imagen de fiabilidad de la marca, desmontando el mito de que un coche chino es sinónimo de baja calidad.
La experiencia de Talleres Piba revela hasta qué punto la industria del automóvil se ha convertido en un ecosistema global, donde los límites entre “coches chinos” y “coches europeos” son cada vez más difusos. En palabras de Álvarez, “lo que importa no es tanto dónde se fabrica, sino quién suministra las piezas y bajo qué estándares de calidad”.
Con MG escalando posiciones y rompiendo prejuicios, todo apunta a que las marcas chinas seguirán consolidándose en España. Y quizá lo hagan de la mano de tecnologías y componentes que, en muchos casos, llevan sello europeo.