Europa se encuentra ante uno de los quebraderos de cabeza industriales más complicados que jamás se hayan visto. El sector del automóvil es uno de los más importantes del Viejo Continente, tanto por valor monetario como por fuerza laboral. Marcas tradicionales como Volkswagen, Peugeot, Renault, BMW o muchas otras se enfrenta a la competencia de las cada vez más dominantes empresas chinas. El Parlamento Europeo ha tratado por todos los medios reducir su impacto en el mercado, pero sin consecuencias. El pasado Salón de Múnich dejó claro que muchas más compañías aterrizarán en Europa durante los próximos meses.
El problema no radica en China, exclusivamente. La normativa europea fija el 31 de diciembre de 2034 como el último día en el que podrá matricularse un coche de combustión en el espacio comunitario, salvo contadas excepciones. Los planes iniciales suponían un crecimiento eléctrico mucho mayor al que estamos viviendo. Aunque las ventas crecen positivamente, no lo hacen tanto como se esperaba. Es bastante posible que llegados a 2035 las matriculaciones caigan estrepitosamente. Las marcas no quieren arriesgar y apuestan por retrasar la norma.

Europa se queda sin tiempo y la norma de 2035 será revisada antes de tiempo
Ursula von der Leyen se ha reunido con los jefes de las principales compañías y ha adelantado la revisión de la norma de 2035. En un principio iba a revisarse a mediados del año que viene, pero puede que para entonces sea demasiado tarde. El Parlamento analizará la situación a finales de este año y decidirá si mantiene la fecha o, tal y como está previsto, la retrasará. La ACEA (Asociación de Fabricantes de Automóviles de Europa) ha acogido con satisfacción la nueva hoja de ruta europea. El grupo ha afirmado que se necesitan urgentemente “medidas concretas” para garantizar que las regulaciones de CO2 para automóviles y furgonetas “se ajusten a la realidad”.
Los fabricantes esperan un nuevo marco regulador que permita la adopción de sistemas mecánicos alternativos, aunque la electricidad seguirá siendo la principal vía de movilidad. Por su parte, la presidenta del Parlamento ha asegurado que Europa tomará medidas para impulsar la industria del automóvil. Eso quiere decir que se establecerá una nueva reglamentación para vehículos, principalmente pequeños. De esta forma, Bruselas abre la puerta a las exigencias de marcas como Stellantis y Renault con respecto a una nueva regulación para vehículos pequeños y baratos.

Los detalles de una nueva propuesta sobre el objetivo de 2035 aún no están claros, pero podría incluir combustibles neutrales en CO2, como biocombustibles que podrían seguir impulsando motores de combustión interna, híbridos enchufables o extensores de autonomía. Como las ventas de vehículos eléctricos están por debajo de las predicciones, los fabricantes de automóviles dicen que no pueden cumplir el objetivo de 2035 a menos que tengan cierta flexibilidad en materia tecnológica. Las furgonetas centrarán gran parte de la nueva medida. Actualmente solo el 8,5% nuevo matriculado es totalmente eléctrico.