Los coches eléctricos se han convertido en el eje central de la estrategia de futuro de Volkswagen y de la inmensa mayoría de los fabricantes de la industria. Todos están, más o menos, centrados en el desarrollo de vehículos impulsados por un componente que se ha vuelto estratégicamente fundamental para el sector de la automoción y para el mundo en general: las baterías. En Salzgitter, cerca de la sede de la compañía en Wolfsburg y en las antiguas instalaciones de las plantas de desarrollo de motores, Volkswagen quiere producir, por primera vez, sus propias celdas de baterías.
La "celda estándar", desarrollada para este fin por su filial energética PowerCo, se instalará en el 80% de todos los coches eléctricos del grupo en el futuro. La producción en serie arrancó hace apenas unos días y poco a poco irá escalando el ritmo de trabajo. Los alemanes esperan producir hasta 70.000 unidades al día a finales del año pasado. Salzgitter es la primera de las tres fábricas de baterías que Volkswagen ha construido y/o está construyendo por toda Europa. España contará con la suya propia en Sagunto, Valencia. Esta se encargará de suministrar las baterías de los coches eléctricos baratos fabricados en España y Portugal. Principalmente el Polo eléctrico será clave.
La celda de Volkswagen tiene el mismo precio que una comprada en China
“Construir y operar fábricas es algo en lo que Volkswagen llevamos tiempo destacando”, afirma Ralf Schmid, jefe de proyectos de fábrica de PowerCo, durante una entrevista a un importante medio alemán. Schmid también supervisa la construcción de las plantas de PowerCo en España y Canadá. Cada detalle debe ser perfecto durante la producción, por lo que estas plantas requieren una inversión de capital relativamente alta. Especialmente la planta alemana que debe regirse por normativas bastante más estrictas que en España. Las autoridades valencianas solo necesitaron unas semanas para tramitar el permiso de construcción. Los costes energéticos también son más altos en Alemania.
“El 80% de los costos de las celdas son costos de materia prima. Es necesario controlar la cadena de suministro de materia prima”, señala el propio Schmall. “Requiere al menos la misma inversión de capital que una fábrica, pero tiene mucha más influencia”. El objetivo principal es reducir la dependencia frente a China y Corea del Sur, sus principales proveedores de baterías. Inicialmente, numerosos especialistas chinos colaboran en Salzgitter capacitando a los empleados de Volkswagen. La experiencia industrial en los procesos (recubrimiento, laminado, apilado, producción en sala limpia) proviene principalmente de China. Estos también dominan el procesamiento de numerosas materias primas para baterías (níquel, cobalto o litio).
En dicha entrevista también ha participado Thomas Schmall, director de Tecnología de Volkswagen y responsable de la estrategia de baterías. “Nuestra celda ya tiene el mismo precio que una celda comparable que importamos de China, incluyendo todos los costos, como aranceles y transporte”. Schmall reconoce que no es suficiente. Cuanto más crece la empresa, más celdas produce y más viable se vuelve el concepto. El Director de Tecnología enfatiza la importancia de la batería en la transición hacia la electromovilidad: “la batería es el motor”. La autonomía, los tiempos de carga y el rendimiento están determinados por la batería. Además, representa el 40 % de los costes y una gran parte del peso. “Quien controla la batería, controla el coche”.