En un taller español especializado en revisiones automovilísticas, un mecánico decidió analizar a fondo un MG ZS de fabricación china. El resultado no le dejó indiferente: dentro de este SUV se esconden componentes de origen alemán, con marcas tan reconocidas como Bosch, Varta, Continental y ATE.
El protagonista del hallazgo, publicado en TikTok por la cuenta @Talleres_Piba_Oficial, desmontó el capó y fue desgranando en vídeo los recambios que, lejos de ser ‘made in China’, respondían a los estándares de la ingeniería europea. “¿Merece la pena invertir menos en un coche que no es 100% chino pero monta piezas de calidad europea?”, planteaba al final de la grabación.

Componentes ‘made in Germany’: desmontando prejuicios
Al revisar la mecánica del MG ZS, el mecánico detectó una batería de la marca Varta, reputada por su durabilidad. El módulo de control, pieza esencial para la gestión del motor, correspondía a Bosch, una de las firmas más prestigiosas del sector.
La parte de frenado también contó con referencias teutonas: el servofreno lleva la etiqueta ATE, mientras el sistema ABS también es de Bosch. A su vez, el caudalímetro, que regula la entrada de aire al motor, estaba fabricado por Continental, otra marca alemana de renombre.
Incluso las correas del motor eran de Gates, empresa británica pero con fuerte presencia en el mercado europeo. El mecánico estimó que entre el 40% y el 50% de los elementos clave del MG ZS proceden de proveedores occidentales.
Este caso revela una realidad cada vez más habitual en la industria automovilística global: la fabricación está fragmentada, y los componentes de vehículos vendidos en China u otros países vienen de proveedores mundialmente consolidados. Las marcas chinas, especialmente aquellas que aspiran al mercado europeo, buscan certificarse mediante piezas que cumplen con elevados estándares de calidad.
En palabras del mecánico: “Llevan las mismas marcas que cualquier coche europeo”, una frase que encierra un cambio de paradigma en la percepción del vehículo chino.
Lo que muestra este vídeo reaviva el debate sobre la calidad de los coches ‘made in China’. A pesar de las reticencias tradicionales, el empleo de piezas europeas sugiere que los vehículos chinos no son, per se, de menor fiabilidad. Al contrario: integran tecnología consolidada, lo que supone ventajas en términos de durabilidad, disponibilidad de recambios y facilidad de mantenimiento.
Este planteamiento refuerza la competitividad de los vehículos chinos en Europa y ayuda a mitigar la incertidumbre de los consumidores respecto a las reparaciones y revisiones técnicas.

Tres versiones del MG ZS
El MG ZS, fabricado por la china SAIC bajo la histórica marca británica MG, es un SUV urbano que ha logrado cuota en España desde su lanzamiento en 2017. Su éxito se basa en una combinación de precio atractivo, un diseño actualizado a los gustos europeos y mucha tecnología incluso desde las versiones de entrada. Además, se vende en con tres variantes para la propulsión: de gasolina, híbrida y eléctrica.
La versión híbrida monta un motor 1,5 l de gasolina más uno eléctrico, sumando más de 190 CV, con un consumo medio cercano a los 5 l/100 km. Sus dimensiones lo sitúan como un SUV del segmento B-C (4,43 m de largo por 1,82 m de ancho) ideales para entornos urbanos, pero también útil para viajes más largos si no hay un exceso de equipaje. La versión eléctrica ha sabido conquistar a buen número de conductores atraídos por su gran relación calidad-precio. Hoy en día ha sido sustituido en el catálogo de la marca china por el MGS5 EV.

La globalización de la industria y la cadena de suministro
El caso del MG ZS es un reflejo de cómo la globalización ha configurado las cadenas de producción del automóvil. Un coche puede fabricarse en China, pero llevar dentro tecnología alemana, británica e incluso de otros orígenes. Las marcas chinas, con vocación de expansión en Europa, buscan beneficiarse del prestigio asociado a proveedores consolidados. Al incorporar piezas de firmas como Bosch, Continental y Varta, añaden valor a sus modelos y ganan legitimidad en mercados exigentes.
En realidad, la industria automovilística es una red global, donde la procedencia del ensamblaje no determina la calidad de cada componente. El MG ZS demuestra que un coche económico puede llevar en su interior tecnología de primera línea. El estudio de este mecánico español no solo revela la complejidad de las cadenas de suministro, sino también una oportunidad: adquirir un coche chino con garantía de calidad europea, sin dar por hecho lo contrario.