Abrir un coche ha sido, tradicionalmente, cuestión de llaves. De hecho, en los inicios, incluso la llave que abría el vehículo no era la que luego encendía el motor. Sin embargo, la tecnología ha evolucionado de manera constante, hasta un punto en el que basta con tenerla en el bolsillo, una tarjeta o un móvil para que, solo con acercarse, el automóvil se desbloquee. Es algo práctico, pero que no es del gusto de todos los conductores, como ha podido experimentar Volvo con su sistema de tarjeta.
Modelos como el EX30 y el EX90 tienen un sistema de apertura que, además de con una aplicación móvil, funciona con una tarjeta que se acerca al tirador de la puerta para desbloquearla. Stephen Connor, director general de Volvo Australia, ha hablado con Drive sobre esto, que no ha tenido la acogida esperada, por ser quizá demasiado moderno, pero la solución que barajan dejará todavía más atrás a sus clientes de la vieja escuela.

La tarjeta es el Plan B
“Nuestro plan es que la gente use el teléfono como llave. Eso es lo que intentamos animar a la gente a hacer. Puedo desbloquear el coche desde cualquier lugar. La tarjeta es un plan B. Pero como marca, aprendemos y nos adaptamos. Así que puede que esto no sea así para siempre. Y cuando recibamos comentarios, buscaremos cambiarlos. Esa es la ventaja de las actualizaciones inalámbricas. No podemos garantizar que cambie mañana, pero cuando lo haga, no tendrás que hacer nada físicamente en el vehículo”, explica.
De esta manera, desde Volvo quieren que todo el proceso se haga directamente desde el teléfono, dejando la tarjeta como una alternativa de emergencia. Sin embargo, esos usuarios que ni siquiera están satisfechos con esta, difícilmente querrán utilizar el smartphone para el mismo fin.
Una brecha generacional
Michael Rowland, gerente de productos de Volvo Australia, concreta que el principal problema que ha habido con el sistema de la tarjeta es el error de cálculo sobre qué tipo de clientes han comprado un vehículo como el EX30. Tratándose de su coche más barato, con un precio bastante accesible para ser un modelo premium, la marca sueca esperaba que el público objetivo fueran compradores de entre 24 y 50 años. Sin embargo, “son más los [clientes] de entre cincuenta y ochenta años los que compran el coche”.
Esto hace que haya una brecha generacional entre la tecnología que busca promover el automóvil y la gente que lo está comprando. Las personas en ese rango de edad a menudo no están ni acostumbradas a un sistema de apertura inalámbrica “manos libres”, si no a una llave convencional que actúe con un sistema a distancia.
Connor admite que “puede que no sea para todos. Está diseñado para que todo llegue a través de la aplicación, pero aún tenemos una generación que no usa aplicaciones ni teléfonos. Por eso tenemos la tarjeta de acceso. Así que es más para ellos que para cualquier otra cosa”.
A esto se suma que el uso de la tarjeta en sí no es precisamente intuitivo. Desde el medio australiano comentan que, en su experiencia personal, no basta con acercarla sin más al tirador de la puerta para que se abra, es necesario pegarla al lado derecho del mismo y con el logo de Volvo mirando hacia abajo, durante unos segundos, para que funcione. Una vez dentro, hay que colocarla de la misma manera en la superficie de carga inalámbrica para poner en marcha el vehículo.