Anton Wass, CEO de la española Stark Future, promete “cambiar para siempre la percepción de lo que es una moto eléctrica” en “un par de años”

El CEO de la revolucionaria marca de motos eléctricas Stark Future, Anton Wass, ha declarado en un entrevista lo que tiene entre manos para arrasar en el sector.

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Stark Future tiene potencial para dar la sorpresa en el sector de la moto eléctrica.
16/09/2025 15:00
Actualizado a 16/09/2025 15:30

La firma española Stark Future, que en 2022 irrumpió en el mundo del motocross con la Stark Varg MX, vuelve a situarse en el centro de la atención. Tras demostrar que una moto eléctrica puede competir con las de combustión en circuitos de tierra, la compañía prepara ahora su desembarco en el mercado de las motos de calle con el objetivo de replicar e incluso superar ese éxito en el asfalto.

Su fundador y consejero delegado, Anton Wass, de origen sueco, explicó en una entrevista  recogida por el medio Cycle World que la primera Stark nacida para la calle está “a un par de años” de llegar a los concesionarios. Aunque no adelantó muchos detalles, prometió un nivel de innovación capaz de “cambiar para siempre la percepción de lo que es una moto eléctrica”. La hoja de ruta filtrada por la empresa ya muestra prototipos de versiones naked, adventure y supermotard.

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La compañía ha crecido mucho en poco tiempo.

Stark Future nació en Barcelona y, en un mercado difícil para los fabricantes de motos eléctricas, se ha convertido en rentable en tiempo récord. Sus resultados del segundo trimestre de 2025 reflejan 47 millones de euros de ingresos y unas ventas estimadas de entre 4.000 y 5.000 unidades sólo en ese periodo. La gama actual incluye, además de la Stark Varg MX, la Stark Varg EX de enduro, que es el primer modelo que se puede matricular. Además, también está en marcha la adaptación Stark Varg SM, con ruedas más lisas y estilo supermotard.

Wass asegura que su meta no es fabricar scooters urbanos de baja potencia, un segmento en el que ya hay múltiples marcas chinas y europeas, sino motos de altas prestaciones. En Europa, Stark se fija en el segmento equivalente a las motos de combustión de 800 centímetros cúbicos, donde está la mayor parte del mercado, y descarta de momento las superdeportivas de 1.000 centímetros cúbicos por su reducido volumen. “Queremos vehículos emocionantes, no solo un medio de transporte”, subraya.

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Así luce la Stark Varg EX.

El gran reto sigue siendo el mismo que para todo el sector: combinar potencia, autonomía, peso y precio para que un cliente de combustión se plantee seriamente el salto al eléctrico. Stark promete 300 kilómetros de autonomía, cargas ultrarrápidas de unos 10 minutos y un peso menor al de sus rivales de gasolina. Para lograrlo, desarrolla baterías con densidades energéticas de unos 200 Wh/kg, superiores, dice Wass, a las que se ven hoy en competiciones como la Fórmula 1 o la Fórmula E, y con expectativas de mejora sin recurrir necesariamente al tan publicitado “estado sólido”.

La clave, según Anton Wass, está en fijar objetivos simples y claros, descomponerlos en requisitos técnicos y contar con un equipo capaz de innovar. “Si intentas vender una moto eléctrica con el doble de precio, la mitad de potencia y menos autonomía, nadie la comprará. Pero si ofreces más potencia, misma autonomía, menos peso y cargas tan rápidas como llenar un depósito, el cliente lo pensará”, resume.

El historial de Stark Future, convertirse en rentable y ganar cuota en off-road, respalda su ambición. Si logra trasladar esas prestaciones al asfalto y mantener precios competitivos, podría marcar un punto de inflexión en la adopción de motos eléctricas en Europa. Para muchos moteros, sería mucho más atractivo pasarse al eléctrico por una ventaja real de producto que por imposición normativa o fiscal.