Este motor para bicicleta eléctrica es como el de las motos: posee un sistema de frenada regenerativa, algo de lo que no muchos motores en el mercado pueden presumir. El motor se llama D-GO, es de buje de rueda y lo fabrica DOGA. Y, ¿quién es DOGA? Pues es un fabricante español (fundado en Barcelona en 1958) que se ha dedicado a la fabricación de componentes para la automoción.

Retomando el motor D-GO de DOGA, decir que visualmente quizás no sea el motor más conseguido de la historia, pero es que poseer un sistema de frenada regenerativa pasa factura: las dimensiones son acusadas.
Su enfoque, según el fabricante, es para bicicletas urbanas, donde las cargo bikes también estarían incluídas. Lo bueno de este tipo de motores, como dice DOGA, es que permite ser montado en cualquier bicicleta, sin necesidad de que se haya realizado específicamente para ser eléctrica.
Suficiente potencia, peso algo elevado
Este motor, para ser de buje de rueda (hub motor) es bastante potente: DOGA declara para el D-GO 65 Nm de par motor. Las dimensiones son grandes y el peso, alto: DOGA dice que el peso se va a los 3,1 kg, con un diámetro total de 200 mm. Es un peso elevado si lo comparamos a los mejores motores de buje del mercado, pero está en línea con los motores centrales.

La marca no desarrolla baterías, algo que deja para que hagan los fabricantes que decidan montar este motor en sus bicicletas, siendo compatible tanto con potencias de salida de 36 como de 48 V. Es compatible con sensores de potencia y de cadencia, pudiendo incluso personalizar la respuesta del aporte de potencia del motor, como los mejores del segmento.
Y es que se pueden también ajustar distintas curvas de par, según el enfoque de bicicleta al que vaya destinado el motor: esa configuración, que saldría de fábrica directamente, será muy fácilmente realizable por el fabricante.

Frenada regenerativa: el 'quid' de la cuestión
El sistema de frenada regenerativa que posee es el activo más destacable de este motor. No es un descubrimiento, pero sí una novedad en motores para bicicletas. Cuando el sistema detecta que estamos frenando, el motor comienza a trabajar como un generador de electricidad.
DOGA asegura que hasta un 15% de la energía generada con la frenada se convierte en electricidad, que es devuelta a la batería, por lo que la autonomía se aumenta. Esto también permite usar baterías de no mucha capacidad: así el peso de las mismas puede ser inferior a las usadas por oros motores.
Y esa resistencia al avance que se produce al actuar el motor como un generador hace que sirva también como elemento de frenada, por lo que no se necesita actuar con tanta contundencia los frenos, algo que permite que estos se desgasten menos. La ayuda que se genera con el motor también sirve para detener con solvencia bicicletas de alto 'tonelaje', como son las cargo bikes.
Las marcas de bicicletas tienen la última palabra
Todo lo que hemos visto está muy bien pero, evidentemente, son las marcas de bicicletas las que tienen que ver las virtudes de este motor y tomar la decisión de sacarlo instalado en sus bicicletas.

Existen en el mercado muchos motores con ideas innovadoras de las que podríamos disfrutar los usuarios, pero parece que la mayor parte de los fabricantes apuestan por motores de marcas consolidadas, algo que entendemos que también es lo deseado por gran parte de los usuarios. Veremos qué depara el futuro al DOGA y su D-GO: la idea es muy buena. Más información en: DOGA D-GO