El Gobierno británico se prepara para dar un giro delicado en la fiscalidad del coche eléctrico. La ministra de Finanzas, Rachel Reeves, tiene sobre la mesa un plan para que los conductores de vehículos eléctricos paguen una tasa a partir de 2028, una medida que se detallará en los Presupuestos del 26 de noviembre y que busca compensar el desplome de ingresos por impuestos sobre los carburantes a medida que avanza la electrificación del parque.
Según avanzan varios medios británicos, el esquema afectaría a los coches eléctricos puros y, con un tipo algo inferior, también a los híbridos. La cifra de 3 peniques por milla (0,03 £, unos 0,03 €, por milla) se traduciría en torno a 250 libras (unos 285 €) adicionales al año para un conductor medio, y podría recaudar alrededor de 1.800 millones de libras (unos 2.050 millones de euros) anuales a comienzos de la década de 2030.

Un impuesto por la caída de los impuestos sobre la gasolina y el diésel
El Tesoro británico calcula que solo por la caída del fuel duty (los impuestos sobre gasolina y diésel), hoy en 52,95 peniques por litro, se abrirá un agujero de entre 10.000 y 12.000 millones de libras (unos 11.400–13.700 millones de euros) en los próximos años, dentro de un desajuste fiscal total que puede llegar a los 20.000–30.000 millones de libras (unos 22.800–34.200 millones de euros) si no se reforman los tributos ligados al automóvil.
En el modelo filtrado, los conductores declararían cada año un kilometraje estimado, por ejemplo, al pagar el impuesto de circulación (Vehicle Excise Duty), y abonarían por adelantado la cantidad correspondiente. Posteriormente, ese dato podría contrastarse con las lecturas del cuentakilómetros en la ITV y ajustarse al alza o a la baja si hay diferencias significativas. Las informaciones coinciden en que la intención del Ejecutivo es lanzar primero una consulta pública y no aplicar el nuevo impuesto hasta 2028, cuando el parque de eléctricos sea ya mucho más numeroso, en torno a seis millones de vehículos, según los cálculos públicos.
La medida llega después de que, desde abril de 2025, los coches eléctricos hayan dejado de estar exentos del impuesto de circulación y paguen ya de 195 libras (unos 222 euros) anuales para la mayoría de turismos. Con el nuevo esquema, la tasa por kilómetro se sumaría a ese tributo, lo que ha llevado a algunos analistas a hablar de un sistema “VED+” específicamente para los eléctricos.
El Tesoro británico ingresa en torno a 25.000 millones de libras anuales (unos 29.000 millones de euros) en fuel duty, pero a medida que los conductores abandonan la gasolina y el diésel esa recaudación se hunde. Proyecciones citadas por la prensa económica apuntan a que, sin cambios, los ingresos por carburantes podrían caer en unos 12.000 millones de libras al año (cerca de 14.000 millones de euros) de aquí a 2040. Para Reeves, dejar indefinidamente a los eléctricos casi libres de impuestos supondría desplazar toda la carga a los conductores de combustión, algo que se considera políticamente insostenible; de ahí el argumento oficial de que hace falta un sistema “más justo” en el que todos los usuarios de la red viaria contribuyan de algún modo.
Los conservadores han acusado a la ministra de tratar a los automovilistas como un “cajero automático” para tapar el agujero presupuestario, según titulaba The Independent, y varios diputados han denunciado que el nuevo impuesto llega en plena crisis del coste de la vida, justo cuando muchos hogares todavía no se han recuperado del impacto de la inflación y las hipotecas. Desde el lado de los usuarios, la patronal automovilística AA ha advertido que este sistema puede penalizar a quienes dependen del coche para ir a trabajar y desincentive el paso al eléctrico.

Por otro lado, la patronal de fabricantes SMMT y varias empresas de flotas y leasing han advertido de que “no es el momento” de añadir nuevas cargas a los vehículos eléctricos, justo cuando el mercado empieza a consolidarse pero las ventas siguen por debajo de los objetivos gubernamentales y la red de recarga rápida dista de ser suficiente. Desde su punto de vista, el Reino Unido necesita una reforma integral de la fiscalidad del automóvil, que incluya también revisar los impuestos a la gasolina y el diésel, en lugar de introducir de forma aislada una tasa específica a los eléctricos
El Ejecutivo responde que el nuevo impuesto por kilómetro no supone renunciar al apoyo al coche eléctrico. Fuentes del Tesoro recuerdan que el Gobierno ha comprometido alrededor de 4.000 millones de libras (unos 4.680 millones de euros) en ayudas a la electrificación, incluyendo subvenciones de hasta 3.750 libras por vehículo (unos 4.388 euros millones de euros) y programas para abaratar los puntos de recarga domésticos y públicos.
El mensaje oficial es que el Reino Unido seguirá incentivando la compra de eléctricos para cumplir sus objetivos climáticos, pero que la transición debe ir acompañada de una “modernización” del sistema tributario que reemplace, de forma gradual, al actual modelo basado casi exclusivamente en los impuestos sobre los combustibles.
