Para incentivar la venta de coches eléctricos, son muchos los países que se han decantado por ofrecer ayudas estatales a la compra y beneficios fiscales. La exención del impuesto de matriculación, descuentos en el aparcamiento o un “numerito” más bajo son ejemplos de ello. El problema está en que, cuando los EV empiezan a representar un número importante dentro del parque automovilístico de un país, el gobierno de turno deja de recaudar bastantes impuestos con los que sí grava a los modelos de combustión. En esa tesitura, ya se están empezando a tomar medidas.
Noruega, donde las ventas de modelos de cero emisiones son prácticamente el 100 % de las nuevas matriculaciones, anunció el mes pasado que eliminaba la exención del pago del 25 % de IVA que hasta ahora había para los coches eléctricos, lo que generó cierta polémica. Pero no es nada comparado con la propuesta que barajan en Reino Unido: cobrar a los vehículos de batería por cada milla que recorran.

Pago por uso, una opción polémica
El gobierno británico se encuentra en una situación complicada. Los combustibles están gravados por impuestos importantes, por lo que constituyen una gran fuente de ingresos para el estado. Esta no se puede comparar con la que constituye la electricidad con la que se recargan los modelos de baterías, así que necesita encontrar una nueva fuente de ingresos que provenga de estos.
Su idea ha sido la de aplicar el pago por uso, que sería el equivalente a los impuestos por repostar. Sería de 3 peniques por milla recorrida en vehículos eléctricos, añadiéndose al impuesto de circulación de 195 libras anuales que ya se cobra a los propietarios de vehículos eléctricos. La medida entraría en vigor en 2028 y, según los cálculos, permitiría recaudar 1.800 millones de libras anuales a principios de la década de 2030. Sin embargo, para el ciudadano implicaría que alguien que recorra 8.000 millas al año tendría que pagar 240 libras esterlinas solo por circular.
La posición de la SMMT
La propuesta no ha tardado en generar opiniones encontradas y ha sido la Society of Motor Manufacturers and Traders (SMMT) la que se ha manifestado en contra de manera más contundente. En un comunicado del que se hace eco Autocar, expone: “Reconocemos la necesidad de un nuevo enfoque para los impuestos sobre la automoción, pero en un momento tan crucial para la transición a los vehículos eléctricos en el Reino Unido, esta sería una medida totalmente inapropiada y en el momento menos oportuno”.
“Introducir un régimen tan complejo y costoso que afecte precisamente a los vehículos que los fabricantes se esfuerzan por vender sería un error estratégico: disuadiría a los consumidores y socavaría aún más la capacidad del sector para cumplir con los objetivos del mandato de vehículos de cero emisiones, con importantes repercusiones para la percepción del Reino Unido como destino de inversión. Un sistema tributario más inteligente, justo y preparado para el futuro requiere una revisión fundamental, que debe llevarse a cabo en plena colaboración con el sector y demás partes interesadas”, sentenciaba.
Es un punto de vista lógico, en países donde los EV están tan establecidos como en Noruega, donde son prácticamente la única opción, no hay tanto problema. Sin embargo, en mercados en los que todavía están despegando, todavía es imprescindible ponérselo fácil al comprador para que se anime a dar el salto, así que una medida de esta índole sería totalmente contraproducente y haría que las ventas de eléctricos puros se resintieran.

