Para manejar los 2,5 kW de potencia de la LMX 56, el motor eléctrico utiliza un reductor de engranajes helicoidales sumergido en aceite, lo que lo convierte en un motor prácticamente libre de mantenimiento.
Aquellos que estén familiarizados con la Fórmula E, la competición de monoplazas eléctricos que se fundó en 2012, y que actualmente disputa su octava temporada, conocerán Spark Racing. La compañía ha estado al frente de la investigación y el desarrollo de los monoplazas junto con Renault durante diez años y la próxima temporada seguirá trabajando en la competición. Su experiencia en el desarrollo de vehículos eléctricos de altísimas prestaciones le ha llevado a colaborar con el fabricante de francés LMX para crear la LMX 56, una bicicleta eléctrica cargada de tecnología y que ya se puede reservar.
La LMX 56 es una loca bicicleta de montaña eléctrica que alberga en su interior tecnología y potencia a partes iguales. Ha sido desarrollada aprovechando la experiencia de Spark Racing Technology, sin tener en cuenta ninguna norma ni regla para limitar sus especificaciones. Esto quiere decir que no pretende cumplir con ninguna normativa europea ni americana, solo demostrar lo que se puede hacer con lo que LMX describe como "motocicleta de prueba disfrazada de bicicleta eléctrica". A pesar de eso, ya están abiertos los pedidos anticipados.
En la mayoría de los países de Europa, las bicicletas eléctricas están limitadas a motores con potencias nominales de 250 W. La LMX 56 la multiplica por 10, para alcanzar una potencia de salida máxima de 2,5 kilovatios. Para manejar tanta potencia sin que nada se descontrole, el motor eléctrico utiliza un reductor de engranajes helicoidales sumergido en aceite, lo que lo convierte en un motor prácticamente libre de mantenimiento. También permite que funcione a altas velocidades mientras la temperatura se mantiene a raya. El motor eléctrico es capaz de impulsar la bicicleta hasta una velocidad máxima limitada de 40 km/h, y puede hacerlo asistiendo al pedaleo del ciclista o utilizando un acelerador montado en el manillar.
Con estas características, la LMX 56 tiene prohibido pisar las vías de circulación, pero eso no es importante puesto que ha sido concebida como un escaparate tecnológico, no solo de su propulsión, que ya hemos visto en otras bicicletas, sino también de sus baterías.
El 56 de su nombre representa la cantidad de celdas en formato 21700 que se encuentran en su paquete de baterías de 52V, 20 Ah. Un total de 56 celdas que le dotan de una capacidad energética de 1 kWh. Aunque LMX no ha anunciado la cifra de autonomía, es de esperar que la bicicleta sea capaz de mantener la diversión durante mucho tiempo y cubrir largas distancias entre cargas.
La batería está alojada dentro del cuadro e incorpora funciones CAN Bus para monitorizar la temperatura, el consumo y diagnosticar fallos que alarguen su vida útil. Una aplicación móvil permite además optimizar la configuración del motor y la batería.
A pesar de todo lo indicado hasta ahora en cuanto a potencia y a su espíritu como demostrador tecnológico, la LMX 56 está a la venta. Su precio está en consonancia con lo que hay dentro de su cuadro. Según las especificaciones que se elijan para ella, su precio está entre 7.800 euros y 8.262 euros. La bicicleta ya puede configurarse a través de la web que permite elegir entre diferentes opciones de talla, color, homologación y neumáticos.