La industria del automóvil es como un ser vivo. Un ser que cambia, evoluciona, nace y muere. La historia ha demostrado que muchos han sido los fabricantes que han tratado de alcanzar la cima, pero sólo unos pocos han logrado llegar a la cumbre y mantenerse. La industria tradicional, formada por marcas como Ford, Volkswagen, Toyota, o BMW, temen el impulso que está tomando la industria automovilística china. El país vive un auténtico frenesí comercial, una guerra en realidad. BYD acaba de lanzar más leña al fuego. Los de Shenzhen se han propuesto erradicar a su más directa competencia mediante unos descuentos difíciles de igualar.
En China se estima que hay unas 130 marcas de coches diferentes. La mayoría de ellas ni nos suenan ni hemos oído hablar de ellas con anterioridad. Salvo contadas excepciones, las portadas las ocupan conglomerados importantes como XPeng, Nio, Geely o Li Auto. Empresas que, no sin dificultad, han conseguido establecerse como referencia aguantando los envites del mercado. Entre todas ellas hay una que ejerce más presión que ninguna otra BYD. Build Your Dreams suena cada vez con más fuerza fuera de los límites de China. Su poder va en aumento en mercados como Europa, Asia o Australia. Sin embargo, es en su país natal donde ejerce el poder con mano de hierro.
BYD quiere aplastar a la competencia y cumplir con sus objetivos de ventas
El pasado 23 de mayo BYD lanzó una nueva y drástica reducción de precios en 22 modelos diferentes. En algunos casos los descuentos son de más de 6.000 euros en coches que ya de por sí eran económicos. Gracias a ellos, hoy es posible comprarse, en China, un BYD Seagull, nuestro BYD Dolphin Surf, por menos de 7.000 euros o un BYD Seal por algo menos de 13.000 euros (descuentos gubernamentales ya aplicados). Ante semejantes tarifas es imposible resistirse. BYD quiere demostrar a sus rivales que puede reducir los precios mucho más sin despeinarse. Estrategia que no muchos de sus contrincantes pueden seguir sin entrar en problemas económicos.
Las nuevas tarifas han causado una conmoción dentro de la industria automovilística china. Rivales principales como Geely, Chery o SAIC han aplicado rápidamente descuentos por tiempo limitado o incentivos para intercambio. El Geome Xingyuan de Geely, rival directo del Seagull de BYD, tiene ahora un precio inicial de 59.800 yuanes, unos 7.300 euros. Chery ha reducido drásticamente el precio del Tiggo 3X, un hermano pequeño del Ebro s400, a solo 34.900 yuanes, menos de 4.300 euros, gracias a una campaña de subsidios de 10.000 millones de yuanes (aprox. 1.200 millones de euros). Por todo el país corre una auténtica fiebre de descuentos que tiene como principal ganador al cliente.
Sin embargo, esta batalla también siembra de dudas un mercado tan sobreexplotado. La Asociación China de Fabricantes de Automóviles (CAAM) y el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información (el famoso MIIT) han emitido advertencias públicas contra las "guerras de precios desordenadas", citando una caída de los márgenes de beneficio de la industria, del 4,3 % en 2024 al 3,9 % en el primer trimestre de 2025, como evidencia de la creciente competencia destructiva. Los primeros efectos ya se están dejando ver. Algunos concesionarios han tenido que cerrar sus puertas ante la presión del inventario y la baja rentabilidad. Nada indica que BYD vaya a parar. La empresa se ha propuesto un objetivo de ventas de 5,5 millones de unidades para este año, pero en los cuatro primeros meses sólo han vendido 1,38 millones. Mucho menos de lo esperado.