El consejero delegado de Audi, Gernot Döllner, se ha desmarcado del nuevo intento de reabrir la discusión sobre el fin de la venta de coches de combustión en 2035. En una entrevista con WirtschaftsWoche, Döllner calificó ese debate de “contraproducente” y aseguro que “no conozco una tecnología mejor que el coche eléctrico para avanzar en la reducción de CO2 en el transporte en los próximos años; pero incluso más allá del clima, el coche eléctrico es sencillamente la mejor tecnología”.
A su juicio, mantener viva la polémica sobre conservar el motor térmico genera incertidumbre entre los clientes. El posicionamiento del jefe de Audi llega en plena semana del IAA Mobility en Múnich, con la industria europea dividida entre quienes piden aflojar plazos y quienes reclaman mantenerlos para no frenar inversiones. Döllner ya había defendido en otras entrevistas que “el futuro es eléctrico” y que el sector necesita seguridad regulatoria y menos burocracia, mensajes que ahora reitera con la vista puesta en el hito de 2035.

Choque de visiones: Audi versus Mercedes-Benz
El discurso de Döllner contrasta con el de Ola Källenius, CEO de Mercedes-Benz y presidente de ACEA, que en agosto aseguró que, si se prohibían los motores de combustión, Europa podría “ir a toda velocidad contra un muro”, además de provocar una oleada de compras de gasolina y diésel antes del veto.
Källenius aboga por la neutralidad tecnológica, es decir, incluir híbridos enchufables, hidrógeno, combustibles sintéticos, motores de combustión eficientes y eléctricos. Al igual que pidió rebajar precios de la electricidad e incentivos fiscales para la adopción del vehículo eléctrico.

Mientras, desde BMW, el director financiero Walter Mertl ha puesto el foco en la carga y los costes. En conversación con el mismo medio alemán, WirtschaftsWoche, durante el IAA, Mertl subrayó los retos de competitividad y el riesgo de depender en exceso de China si se gestiona mal la transición.
Von der Leyen se reúne con la industria del automóvil
El telón de fondo político es la reunión en Bruselas del Diálogo Estratégico sobre el Futuro de la Industria Automotriz, convocada por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, para encajar competitividad, clima y aranceles. La patronal europea ACEA pide un giro pragmático: mantener los objetivos climáticos, pero con reglas aplicables y políticas que acompañen la demanda. Al mismo tiempo, más de 150 líderes del ecosistema eléctrico han instado a no retrasar 2035 para no desmovilizar inversiones y mercado.
El debate también fractura la política alemana. Mientras CDU/CSU piden revisar el calendario europeo, el SPD advierte de que cuestionarlo aporta aplausos a corto plazo, pero daña la competitividad a largo. El jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, Matthias Miersch, ha tildado la nueva incertidumbre de “veneno” para la automoción; su compañero Armand Zorn subraya que volver atrás “desestabiliza a la economía”.
Este debate se ha agudizado en los últimos días, desde que fabricantes y proveedores, con Källenius como uno de los los firmantes. remitieron una carta a la Comisión defendiendo que los objetivos de CO2 (incluido el 100% en 2035) ya “no son realistas” sin ajustes, por costes energéticos, baterías e infraestructura.