La electrificación sacude la industria del automóvil: caen las ventas, crecen los costes y los gigantes del sector empiezan a notar el golpe. Stellantis ha perdido 2.300 millones de euros en solo seis meses, en parte por los aranceles y los cambios internos. Nissan, por su parte, atraviesa una reestructuración profunda para adaptarse al nuevo escenario. Todo mientras crecen las tensiones entre rentabilidad y regulación.
Ahora es Porsche quien lanza la voz de alarma: “Vivimos una situación delicada”, reconoce su CEO, Oliver Blume, en una carta interna revelada por medios alemanes como el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Blume apunta al lento giro hacia la electrificación, la caída de la demanda en China y los aranceles de la administración Trump como principales amenazas.

“Nuestro modelo de negocio ya no funciona en su forma actual”
Blume ha explicado a la plantilla de Porsche que la compañía se enfrenta actualmente a enormes desafíos a nivel mundial. Situación que afecta directamente a las ventas y resultados financieros. “Nuestro modelo de negocio, que nos ha sustentado durante décadas, ya no funciona en su forma actual. Las condiciones del mercado han empeorado drásticamente en un corto período de tiempo”, detalla la carta, según el citado medio alemán.
Para entender esta situación complicada, el directivo se centra en tres puntos específicos. En primer lugar, China, ya que se ha desarrollado un mercado masivo de coches eléctricos y donde el mercado de lujo se ha desplomado en poco tiempo. En segundo lugar, Estados Unidos, debido a los aranceles del gobierno de Trump y a la tendencia actual del cambio del dólar, han afectado negativamente a Porsche.
Y, como tercer motivo, la lentitud en el paso hacia la electromovilidad. Blume explica que se requieren inversiones mayores, y la marca ha tenido que mantener los motores de combustión y sistemas híbridos actualizados durante más tiempo, ya que la rentabilidad de los coches eléctricos es muy inferior a la de los motores de combustión. “Por un lado, necesitamos vehículos eléctricos para cumplir con las regulaciones de CO2, pero, por otro lado, los márgenes de beneficio son muy inferiores a los de nuestros coches con motor de combustión. Todo esto nos está afectando, más que a otros fabricantes de automóviles”, detalla la carta.
Este mismo año, Blume reiteró que el objetivo de que más del 80% de los coches vendidos por Porsche fueran totalmente eléctricos en 2030, ya no era viable, aunque no ha sido cancelada oficialmente. También confirmó que la marca seguirá con una estrategia mixta, con eléctricos, híbridos y motores de combustión. En 2024, a nivel global, el 13% de las ventas del fabricante fueron 100% eléctricas, mientras que el 27% del total fueron electrificadas, incluyendo híbridos enchufables. Un ritmo de crecimiento eléctrico más lento de lo esperado.

Recortes previstos para el segundo semestre
El medio alemán citado en este artículo también detalla que Porsche ya había anunciado en primavera que, tras los recortes iniciados a principios de año, se implementaría un nuevo programa de recortes en el segundo semestre.
Según Bild, el fabricante está ajustado su estructura de costes y reducido su producción anual a 250.000 vehículos, cuando en 2024 produjo algo más de 300.000 unidades. Además, eliminará aproximadamente el 15% de los empleos en los centros de Zuffenhausen y Weissach para 2029, lo que representa unos 3.900 puestos menos. aproximadamente 3.900 puestos.

Porsche ya inició la reducción de plantilla en 2023, dejando expirar 1.500 contratos temporales, es decir, no renovó esos contratos. Esto permitió a la empresa comenzar a reducir personal sin despidos formales, lo que es menos conflictivo laboralmente y más fácil de comunicar a nivel social y político. En la actualidad, la marca alemana da empleo a 24.000 personas, y existe un acuerdo de estabilidad laboral entre el fabricante y los sindicatos que prohíbe despidos obligatorios hasta 2030.