El director de la Dirección General de Tráfico (DGT) ha defendido que la nueva baliza luminosa V16, que será obligatoria en todos los vehículos a partir del 1 de enero de 2026, supone “un salto adelante” en seguridad vial tras más de 26 años utilizando los triángulos clásicos para señalizar averías y siniestros en carretera. Pere Navarro, resume así el cambio de etapa: “Los triángulos han cumplido su función durante 26 años. La baliza V16 es un salto adelante en seguridad vial”, según Servimedia.
Navarro subraya que el objetivo de la reforma es claro: reducir los atropellos que se producen cuando los ocupantes abandonan el vehículo para colocar los triángulos a varios metros de distancia. Cada año fallecen en España alrededor de 25 personas atropelladas en carretera tras bajar del coche, muchas de ellas mientras intentaban señalizar una avería. La nueva normativa nace precisamente para minimizar ese riesgo y limitar al máximo la exposición del conductor al tráfico.
Del triángulo a la baliza conectada: todo lo que cambia con la V16
La baliza V16 es un pequeño dispositivo luminoso de destellos ámbar que se coloca en la parte más alta y visible del vehículo, normalmente sobre el techo, y que puede situarse sin necesidad de salir del habitáculo. Basta con encenderla y apoyarla en la chapa para que advierta al resto de usuarios de la presencia de un coche detenido a gran distancia, ganando tiempo de reacción y mejorando la visibilidad del incidente. “Permite señalizar la emergencia sin salir del vehículo, evita riesgos innecesarios y aporta información vital a los demás usuarios de la vía”, insiste Navarro.
El camino regulatorio de este dispositivo viene de lejos. Las señales V16 se incorporaron al Reglamento General de Vehículos en 2018 y desde el 1 de julio de 2021 ya podían utilizarse como alternativa legal a los triángulos. A partir del 1 de enero de 2026 pasarán a ser el único sistema obligatorio de preseñalización de peligro para los vehículos matriculados en España; los triángulos dejarán de ser válidos, aunque seguirán autorizados para los conductores extranjeros que circulen por nuestro país.

La gran novedad es que la V16 exigida por la DGT deberá ser una baliza “conectada” a la plataforma DGT 3.0. Cada dispositivo incorpora una tarjeta eSIM y un módulo de geolocalización que, en caso de activación, envía la posición del vehículo a la nube para que la incidencia pueda aparecer en navegadores, apps de movilidad o paneles de mensaje variable. Tráfico y la Agencia Española de Protección de Datos han recalcado que solo se transmite la ubicación y que el sistema no está vinculado a datos personales ni genera historiales de movimiento.
La obligación afectará a turismos, furgonetas, vehículos mixtos, camiones, autobuses y conjuntos de vehículos no especiales, lo que supone más de 25 millones de vehículos en circulación. En el caso de las motocicletas, su uso no será obligatorio pero sí “muy recomendable” por motivos de seguridad. El precio de una baliza conectada oscila hoy entre los 30 y los 50 euros, con la conectividad de datos incluida durante al menos 10–12 años, aunque las encuestas señalan que alrededor del 80% de los conductores aún no dispone de este dispositivo a poco más de un mes de su entrada en vigor.
La DGT insiste en que no todas las luces del mercado sirven. De hecho, la baliza debe estar homologada por los laboratorios LCOE o IDIADA y figurar en el listado oficial disponible en la web del organismo. Llevar un dispositivo no homologado o no disponer de la V16 conectada cuando sea exigible se considerará infracción leve sancionada con 80 euros, la misma cantidad que antes se aplicaba a quien no llevaba triángulos. Además, un uso incorrecto o la falta de señalización en caso de accidente podrían llegar a acarrear sanciones de hasta 200 euros e incluso responsabilidades penales si se demuestra que esa omisión fue determinante en un siniestro con víctimas.

Para facilitar la transición, Tráfico ha puesto en marcha campañas informativas en medios y redes sociales, y varias comunidades autónomas, como Navarra, han lanzado acciones propias para explicar el funcionamiento de la nueva baliza y recordar la importancia de adquirir modelos conectados y con certificación válida durante al menos una década. Los expertos recomiendan comprobar la fecha de caducidad de la conectividad y colocar siempre el dispositivo en el punto más alto del vehículo para maximizar la visibilidad, especialmente en autopistas y autovías.
La implantación de la V16 no está exenta de debate. Algunas voces críticas, como la de la abogada Celia Carbonell, han cuestionado que la baliza mejore la seguridad en todos los escenarios y han señalado posibles limitaciones en su visibilidad en curvas cerradas, niebla densa o túneles. También se han planteado dudas sobre el modelo de negocio asociado a la geolocalización y el papel de las operadoras de telecomunicaciones que participan en el desarrollo de la infraestructura.
Pese a estas reservas, la DGT considera que la baliza V16 conectada sitúa a España “como referente europeo en seguridad vial” y que la sustitución de los triángulos es un paso lógico en la modernización de la señalización de emergencias en carretera. Con la cuenta atrás ya en marcha, Tráfico pide a los conductores que se informen, comprueben que su baliza está homologada y se acostumbren a su uso, convencida de que esta pequeña luz intermitente será una pieza clave para reducir atropellos y mejorar la protección de quienes sufren una avería o accidente en los próximos años.
