Mitsubishi Motors ha puesto fin a su última empresa conjunta en China, marcando así su retirada definitiva del mercado automovilístico del país asiático. La compañía japonesa ha anunciado la disolución del acuerdo con Shenyang Aerospace Mit. Engine Mfg. Ltd. (conocida como Shenyang Aerospace Mitsubishi), la firma que había sido clave en su estrategia industrial en China desde finales de los años 90'.
La decisión se produce tras el cese de la producción de vehículos Mitsubishi en territorio chino en 2023 y forma parte de una reestructuración estratégica frente al acelerado avance del país hacia la electrificación.
Un capítulo cerrado tras más de dos décadas

La empresa conjunta se fundó en 1997 y comenzó operaciones en 1998. Durante años, suministró motores tanto para vehículos Mitsubishi como para diversos fabricantes chinos. Sin embargo, el 2 de julio de 2025, la compañía fue oficialmente rebautizada como Shenyang Guoqing Power Technology Co., Ltd., dejando a Mitsubishi Motors y Mitsubishi Corporation completamente fuera del accionariado.
En un comunicado oficial, Mitsubishi justificó su salida señalando la “rápida transformación de la industria del automóvil china” como motivo principal, indicando un cambio de prioridades en su estrategia regional.
De la expansión al declive
Mitsubishi inició sus operaciones en China en 1973, exportando camiones de carga. En la década de los 2000, sus alianzas de producción de motores llegaron a abastecer el 30% de los vehículos producidos localmente. Sin embargo, el auge del sector de los vehículos eléctricos y la caída de la demanda de motores de combustión acabaron debilitando su posición.

Uno de sus intentos más ambiciosos fue la creación, en 2012, de la empresa conjunta GAC Mitsubishi con Guangzhou Automobile Group (GAC) y Mitsubishi Corporation. El éxito fue efímero: las ventas alcanzaron un máximo de 144.000 unidades en 2018, impulsadas por el SUV Mitsubishi Outlander, pero cayeron drásticamente a 33.600 unidades en 2022 ante la feroz competencia de las marcas locales chinas de vehículos eléctricos.
A finales de marzo de 2023, GAC Mitsubishi presentaba activos por valor 4.198 millones de yuanes, pero con pasivos de 5.613 millones, lo que dejaba una deuda neta de 1.414 millones de yuanes (unos 167 millones de euros). En octubre de ese año, Mitsubishi anunció la paralización total de su producción y su salida operativa del país. GAC asumió entonces el control total de la planta, que comenzó a ser utilizada para fabricar modelos de su marca eléctrica Aion.
La retirada de Mitsubishi refleja las dificultades que enfrentan los fabricantes tradicionales extranjeros en un mercado chino cada vez más dominado por marcas locales como BYD y Tesla, que ha adaptado su producción al mercado interno. Otros acuerdos similares, como el de GAC-FCA, también han colapsado recientemente.
“El panorama automovilístico en China se ha convertido en un campo de batalla para la innovación en vehículos eléctricos, donde las marcas históricas tienen cada vez más difícil competir”, afirmó el analista Chen Liwei al medio local Jiemian News. “La retirada de Mitsubishi deja claro que la electrificación ha dejado de ser una opción y es ya un camino sin retorno”.