Uno de los fabricantes más conocidos de cajas de cambios también se rinde a los coches eléctricos de autonomía extendida

ZF considera que son la tecnología indicada para esta etapa de transición en la electrificación hasta la adopción de los coches eléctricos puros.

ZF coches eléctricos de autonomía extendida
ZF está desarrollando dos sistemas EREV de nueva generación.
30/04/2025 07:00
Actualizado a 30/04/2025 07:15

El camino hacia la electrificación tiene como objetivo final los coches eléctricos. Sin embargo, su adopción en el mercado está siendo más lenta de lo esperado, lo que ha llevado a muchos fabricantes a replantearse sus planes, con nombres importantes de la industria decidiendo apostar a corto plazo por los híbridos enchufables. Sin embargo, hay una alternativa paralela que cada vez está cogiendo más fuerza: los coches eléctricos de autonomía extendida (EREV).

Son una auténtica rareza en Europa, pero en el mercado chino tienen una presencia mucho mayor y son las marcas provenientes de éste las que quieren hacer que se popularicen en el Viejo Continente. Por el momento, uno de los fabricantes más conocidos de cajas de cambios parece haberse rendido a ellos, ZF.

ZF coches eléctricos de autonomía extendida 1
Los EREV tienen ventajas respecto a EV y PHEV.

Una solución idónea para esta fase intermedia

El funcionamiento de un sistema eléctrico de autonomía extendida (EREV) es bastante sencillo, puesto que combina elementos propios de uno eléctrico de uno de combustión, pero de una manera distinta a como lo haría un híbrido enchufable, disfrutando de los puntos fuertes de ambos mundos, pero sin ninguna de sus debilidades.

En una configuración de este tipo, hay un motor de combustión, pero su propósito no es el de mover las ruedas, si no el de actuar como generador. Su función es la de generar electricidad con la que alimenta a la batería, que es la que suministra energía al motor eléctrico (o motores) que es el encargado de que el coche se mueva.

Esto tiene ciertas ventajas. Por un lado, permite que el propulsor térmico sea más pequeño, por lo que el consumo es reducido, así como las emisiones. Por otro, al ser el eléctrico el que cumple la función motriz, un EREV tiene el comportamiento propio de un eléctrico puro, es decir, aceleraciones inmediatas (dispone al momento de toda la potencia y par máximos) y una respuesta suave.

Además, elimina el mayor inconveniente de los modelos de baterías: su limitación de autonomía.

Comparados con los PHEV, ZF apunta hay que varios motivos por el que un EREV es más interesante para los fabricantes: tienen menores costes adicionales, sus ciclos de desarrollo son más cortos, requieren un menor esfuerzo de integración de plataformas y facilitan una gestión simplificada de la cadena de suministro. Por eso, considera que es la opción más interesante para los fabricantes que dan sus primeros pasos en este mercado y tienen poca experiencia con sistemas de propulsión de motores de combustión tradicionales.

El Dr. Otmar Scharrer, vicepresidente sénior de I+D de Tecnología de Tren Motriz Electrificado de la compañía, explica: “Aunque la autonomía de los turismos totalmente eléctricos ronda los 500 km de media, la ansiedad por la autonomía sigue influyendo en un amplio abanico de compradores a la hora de elegir su próximo vehículo. Esto es especialmente cierto en regiones donde la infraestructura de carga aún no está disponible universalmente. ZF está desarrollando actualmente la nueva generación de extensores de autonomía para estas situaciones. Estos representan una alternativa real a las baterías más grandes —y, por lo tanto, más caras— o a los híbridos enchufables”.

El sistema EREV de ZF

ZF ya cuenta con tecnología de extensor de autonomía en producción en serie, pero ya está trabajando en la próxima generación del sistema, y por partida doble: un extensor de autonomía eléctrico (eRE) y un extensor de autonomía eléctrico plus (eRE+).

El primero conecta un motor eléctrico con un inversor integrado, software adecuado y un reductor planetario. El segundo emplea estos elementos, pero también añade un embrague inteligente y un diferencial, lo que hace que pueda emplearse como generador de corriente o como un sistema de accionamiento secundario, así que los fabricantes no tienen que desarrollar el componente de manera independiente.

Además, tanto uno como otro permiten escalar su rendimiento para adaptarse a las necesidades específicas del vehículo. En el eRE la potencia puede ir de los 70 a los 110 kW, mientras que en el eRE+ tiene el mismo suelo de 70 kW, pero su margen por arriba es mayor: 150 kW.

“El nuevo interés y la creciente demanda de extensores de autonomía demuestran que el potencial de esta tecnología está lejos de agotarse, en particular para las plataformas de modelos ya diseñadas para transmisiones eléctricas de batería. Detrás de nuestras soluciones se encuentra un concepto de sistema y plataforma. Esto significa que estamos perfectamente preparados para responder a todas las necesidades de los clientes y del mercado con ciclos de desarrollo más cortos”, añade.

Además, pone de manifiesto algo que las cifras respaldan: que la demanda de los coches eléctricos puros no está a la altura de lo esperado, porque el mercado todavía no está preparado para ello. Así, una solución intermedia como ésta parece la idónea para la larga etapa de transición inminente.

“El mercado de vehículos totalmente eléctricos no se ha desarrollado tanto como se predijo hace unos años. Para esta fase intermedia, los extensores de autonomía pueden ser la solución ideal”, concluye.