Philipp Furler, CEO de Synhelion: “Los combustibles sintéticos y los coches eléctricos convivirán, no vemos competencia entre ambos”

La marca, especializada en el desarrollo de combustibles sintéticos, los considera una alternativa viable para conseguir un transporte más limpio.

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Synhelion utiliza la energía solar para crear sus combustibles sintéticos.
06/07/2025 07:15
Actualizado a 06/07/2025 07:15

2035 es la fecha en la que Unión Europea prohibirá la venta de cualquier coche con motor de combustión, pero cada vez más entidades (marcas y países) se muestran en contra de la prohibición absoluta y abogan por la supervivencia de los coches térmicos. La solución que plantean pasa por los combustibles sintéticos, pero le queda un largo camino por recorrer.

Philipp Furler, director ejecutivo y fundador de Synhelion, ha hablado con Autocar respecto al futuro de los combustibles fósiles en un panorama en el que la Unión Europea apuesta prácticamente en exclusiva por los coches eléctricos.

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El precio es uno de los principales problemas de los combustibles sintéticos.

Coexistencia racional

Furler tiene un punto de vista muy diplomático que se basa en los datos y en lo que es práctico y lo que no. “Si se produce electricidad en el Reino Unido o en Suiza, creo que tiene sentido utilizarla principalmente para electrificar [coches]. Se pierde mucha eficiencia debido al proceso. Realmente no vemos competencia entre ambos. La electricidad que se produce localmente en casa debería utilizarse directamente para la electrificación, pero la que no se puede utilizar podría utilizarse para producir combustibles para almacenar”, señala.

De esta manera, considera que tanto ahora como, sobre todo en un futuro en el que las normativas serán todavía más estrictas, se trata de dos alternativas complementarias, ya que cada una tiene sentido para una cosa. Considera que la electricidad generada en Europa debería utilizarse principalmente para los vehículos eléctricos, mientras que los combustibles sintéticos deberían “producirse en lugares realmente buenos en Europa o fuera de Europa y luego transportarse” al lugar en que se necesiten.

Apunta a que es una cuestión de sentido común. La energía eléctrica que genera una pequeña planta solar o eólica en Europa puede mover hasta 1.700 coches eléctricos de manera anual, una cifra mucho mayor que los 450 coches que podría mover con el equivalente si se destinara esa energía a crear combustibles sintéticos. “Así que no tiene sentido producir combustibles, mejor usarla [la electricidad generada] directamente. Estoy totalmente de acuerdo. Sin embargo, la cuestión es que no es necesario producir los combustibles localmente”, señala.

El punto de Furler es que, mediante el desarrollo de combustibles sintéticos, se puede aprovechar energía eléctrica de otros lugares para conseguir un transporte limpio en Europa, ya que, de otra manera, esa electricidad no se puede transportar. Comentaba que una planta solar en Marruecos o una eólica en Chile sería capaz de producir tres veces más electricidad al año que su equivalente en Europa, lo que supondría poder abastecer de forma limpia a miles de vehículos de combustión interna en Europa.

Una solución de futuro

Aunque su empresa se dedica a los combustibles sintéticos, Furler tiene muy claro que todavía queda un largo camino por recorrer, ya que hay diversos escollos que hay que superar. Uno de los primeros es el precio, puesto que sus combustibles son de “cinco a diez veces más caros” que los combustibles fósiles y es consciente de que “probablemente no alcanzaremos la paridad plena” en ningún momento. Es algo que podría solucionarse si se gravaran los combustibles fósiles según su impacto en el carbono, algo que acercaría sus costes a los de los combustibles sintéticos y situaría el precio del barril en alrededor de 1 euro por litro, lo que haría que fuese “una solución viable”.

Al ser preguntado por cuándo cree que los sintéticos serán una alternativa para el mercado de masas, fue sincero: “Alrededor de 2030 a 2035, las diferentes vías probablemente alcanzarán una escala competitiva y podrán implementarse con bastante rapidez”. Sin embargo, considera que hasta 2050 no alcanzarán una escala equivalente a la de los combustibles fósiles tradicionales.