De la gran cantidad de modelos presentados por Honda en el último Salón del Automóvil de Tokio, uno de los que más atención concentró fue el Honda Super-One EV. A simple vista podía parecer un kei car más, pero la vuelta de tuerca radica en que, al contrario de lo que es habitual, no es un vehículo pensado exclusivamente para Japón, si no que llegará a otros mercados como los europeos.
El problema parece ser que, para poder ser un coche eléctrico urbano a un precio muy contenido, lo que será uno de sus principales puntos fuertes, tendrá que hacer sacrificios en materia de seguridad, lo que posiblemente significará que no conseguirá las mejores notas en los test regionales. Eso podría hacer que en algunos países directamente ni lo importen, como por ejemplo Australia.

Su seguridad le cerrará puertas
Jay Joseph, presidente y director ejecutivo de Honda Australia, ha sido claro al respecto con el medio Drive: “Si tuviéramos la intención de que fuera un vehículo de muy alto volumen, me preocuparía mucho [la calificación de seguridad del Super-One]. No aspiramos a un gran volumen de producción; se trata de la expresión de un divertido vehículo eléctrico pequeño a batería”.
Considera que, como ha sido desarrollado según los estándares de los kei car, quizá no aguante bien las pruebas de seguridad a las que se someten los coches en el Australasian New Car Assessment Program (ANCAP). Por ejemplo, la velocidad a la que se realiza el test de impacto lateral es a 32 km/h, mientras que para este tipo de vehículos en Japón solo se lleva a cabo a 26 km/h. Esto genera preocupación y podría hacerle bajar su puntuación, algo que podría ocurrir también en el Euro NCAP.
El Super-One será el primer eléctrico de Honda en Australia, así que es importante porque tiene que dar una imagen: “Lo que simboliza es importante para que la gente considere los vehículos eléctricos de batería, ya que es nuestro primer vehículo eléctrico de batería [en Australia], pero le seguirán otros con un diseño más convencional y de mayor tamaño. Pero para el cliente que imaginamos, que busca un vehículo pequeño, divertido de conducir y con buen agarre en las curvas, [esto no supondrá ningún problema]”.

No quieren conformarse con cuatro estrellas
El problema, según Joseph, es que para conseguir la puntuación máxima en el ANCAP son necesarios sistemas de asistencia a la conducción que el Super-One podría no tener. Es consciente de que rivales prescinden de ellos y consideran que con cuatro estrellas un coche ya es suficientemente seguro, pero no es su punto de vista: “Apuntamos a las 5 estrellas. No importaremos a Australia vehículos con una calificación inferior a cuatro estrellas; al menos, esa es nuestra intención. No puedo asegurarles que todos los vehículos tendrán la máxima calificación de cuatro estrellas, y los requisitos de esta no se basan únicamente en la resistencia a los choques y la protección de los ocupantes, sino también en las características”.
“No nos conformamos con cumplir el requisito mínimo en lo que respecta a los ADAS. Si diseñamos una función para el asistente de mantenimiento de carril, la alerta de colisión frontal o el frenado automático de emergencia, debe funcionar según nuestros estándares; no queremos falsas alarmas. Y, por supuesto, no toleraremos ningún fallo en la alerta o en la intervención”, añade.
Además, se muestra crítico con quienes no tienen este enfoque: “Yo diría que algunos de nuestros competidores quizás solo cumplen con lo mínimo, lo que conlleva problemas como que los clientes desactiven las molestas falsas alarmas y, por lo tanto, no aprovechen las ventajas de las funciones. Como nosotros no tomamos atajos, a veces tardamos un poco más en implementar esa tecnología porque lleva más tiempo perfeccionarla, desarrollarla y lograr que funcione correctamente”.
