Apenas ha pasado una semana desde que Donald Trump anunciara una relajación en la normativa CAFE (Corporate Average Fuel Economy), rebajando las limitaciones de emisiones impuestas por el gobierno previo, y ya se ha producido un efecto dominó: Ford ha anunciado una enorme reestructuración de sus planes a corto y medio plazo para sus coches eléctricos.
Sin la obligación de cumplir estándares tan estrictos de emisiones, el fabricante ha anunciado nuevas medidas para “perfeccionar su plan Ford+”, que consisten en una redistribución de capital que consiga impulsar un crecimiento más rentable a base de ofrecer a sus clientes lo que piden, para satisfacer sus demandas de una manera más flexible.

Una nueva realidad operativa
Jim Farley, presidente y CEO de Ford, ha declarado: “Este es un cambio impulsado por el cliente para crear una Ford más fuerte, resiliente y rentable. La realidad operativa ha cambiado y estamos reorientando el capital hacia oportunidades de crecimiento con mayor rentabilidad: Ford Pro, nuestras camionetas y furgonetas líderes en el mercado, vehículos híbridos y oportunidades de alto margen como nuestro nuevo negocio de almacenamiento de energía en baterías”.
Con estas palabras, deja claro el enfoque: ya no es necesario apostar tanto por los vehículos 100% eléctricos, porque con mecánicas con un menor grado de electrificación se puede cumplir la normativa y, dado que ese es el tipo de automóvil que reclaman sus clientes, van a centrarse en ellos.
Los pilares de su enfoque eléctrico cambian señalando que “la compañía está buscando oportunidades de mayor rentabilidad”. Esto pasa por un nuevo negocio de almacenamiento de energía en baterías de alto crecimiento y la eliminación de los planes de producir vehículos eléctricos de mayor tamaño, ya que su “rentabilidad se ha visto afectada debido a una demanda menor a la esperada, altos costos y cambios regulatorios”.
Una Ford más versátil
En el comunicado se anuncia que el enfoque del plan de Ford se centra en tres pilares: asequibilidad, variedad y ganancias. En base a esto, Ford va a apostar por una oferta de sistemas de propulsión más amplia, en la que van a tener especial presencia los híbridos y los sistemas eléctricos de autonomía extendida, habiéndose confirmado que será el formato que adopte el F-150 Lightning tras cesar la producción del eléctrico puro cuando acabe el año.
No será la única víctima de la nueva política de la empresa: se ha anunciado que ya no tiene intención de producir una nueva furgoneta comercial eléctrica para Europa, aunque sí tiene intención de mantener su gama completa de furgonetas electrificadas para este mercado. En cuanto a la furgoneta comercial eléctrica prevista para Norteamérica, tampoco verá la luz y será reemplazada por una nueva asequible con versiones de gasolina e híbridas.
Este giro de timón ha hecho que las previsiones de Ford cambien: para 2030 espera que el 50 % de su volumen global de ventas esté conformado por una mezcla de híbridos, eléctricos de autonomía extendida y eléctricos puros, combinación que en 2025 supone el 17 % de sus ventas.
La compañía, mediante el abandono parcial de los coches eléctricos, pretende centrarse en el desarrollo de vehículos que sean más asequibles: antes de que termine la década lanzará 5 nuevos, 4 de los cuales se ensamblarán en EE. UU. El enfoque diverso en su gama mecánica se perseguirá hasta tal punto que, para 2030, casi todos sus vehículos estarán equipados con un motor híbrido o multienergía.
Pero eso no significa que vaya a dejar de lado los EV. Se ha confirmado que también apostará por el desarrollo de vehículos eléctricos en Norteamérica en su nueva Plataforma Universal EV, que será flexible y de bajo coste. Con esta se creará una familia de vehículos eléctricos de gran volumen, más pequeños, “diseñados para ser accesibles a millones de clientes”. El primer vehículo que la utilizará será un pick-up medio que empezará a fabricarse a partir de 2027.

