El constante torrente de innovación y visión futurista que emana de Elon Musk y sus compañías ha encontrado un contundente obstáculo en la voz de la academia. En un artículo publicado en Il Fatto Quotidiano, Mario Pomini, un reputado profesor de economía de la Universidad de Padua (Italia) ha lanzado una demoledora crítica contra los recientes planes estratégicos del empresario, llegando a manifestar un deseo explícito: que su nuevo proyecto fracase, como supuestamente lo hizo el anterior (su presencia política junto a Donald Trump)
La frase, lapidaria, resuena en un momento crucial para Tesla, que afronta los desafíos relacionados tanto con su consolidación en el mercado de vehículos eléctricos como en la ejecución de sus ambiciones en inteligencia artificial y robótica.

El Master Plan y la paradoja del coche asequible
La polémica se centra no solo en la dirección técnica de la compañía, sino en un aspecto profundamente ético y económico: el paquete de remuneración de Musk. El profesor cuestiona abiertamente la naturaleza de los incentivos financieros propuestos para el magnate, que se articularían a través de la concesión de acciones gratuitas. Este plan podría revalorizar su participación en la empresa hasta siete veces en el transcurso de una década, con una bonificación que podría alcanzar la cifra del billón de dólares (867.000.000.000 €).
La crítica de este académico se inscribe en un debate más amplio sobre el futuro de Tesla. Tradicionalmente, la hoja de ruta de la compañía, conocida como ‘Plan Maestro’, definía su estrategia de electrificación global: empezar con modelos de lujo y escalar progresivamente hacia vehículos asequibles. Sin embargo, los planes más recientes (la tercera parte, ya en curso) han generado escepticismo entre los analistas.
La propia comunidad de vehículos eléctricos ha señalado que los últimos borradores estratégicos de la compañía de Austin han dejado en un segundo plano el desarrollo de un coche eléctrico compacto y asequible, el pilar sobre el que debería asentarse la masificación del VE en mercados como el europeo.
En su lugar, el foco de la empresa se ha desplazado hacia el desarrollo del robot humanoide Optimus y el despliegue de la tecnología de conducción autónoma total (FSD) para crear una flota de robotaxis.
La crítica del profesor de economía apunta a una profunda "paradoja" en este planteamiento: se busca una bonificación descomunal ligada a una revalorización bursátil estratosférica, mientras que los pilares del negocio que prometían la transición energética (vehículos accesibles y producción masiva) se ven eclipsados por proyectos de alto riesgo y largo plazo. El profesor señala que la bonificación de esta magnitud no parece provenir de beneficios excepcionales o de un avance sostenible en la transición, sino de una práctica que busca inflar el valor de las acciones.

El debate sobre la meritocracia y la riqueza concentrada
El núcleo de la objeción económica trasciende el mundo corporativo de Tesla y aborda la distribución de la riqueza y el concepto de la meritocracia. El académico compara la bonificación prevista para Musk con la economía de naciones enteras. Para situar la magnitud de la cifra, el billón de dólares de la bonificación superaría con creces el Producto Interior Bruto (PIB) de países desarrollados como Italia.
La pregunta que se lanza al debate es si resulta ético o económicamente sensato que una cantidad tan vasta de capital se concentre en un solo directivo, independientemente de su genio disruptivo. Se cuestiona si la revalorización de las acciones (y, por ende, su fortuna) se basa en una gestión empresarial sólida y beneficios sostenibles, o si es un movimiento financiero que beneficia principalmente al círculo directivo a expensas de la estructura económica general y los pequeños inversores.
La esperanza del profesor de que el plan fracase, expresada sin tapujos, es una reacción al modelo de gestión de riesgo y recompensa que Musk encarna. El académico teme que la visión del empresario, aunque prometa la "eliminación de la escasez" y la "transición a la abundancia sostenible", esté siendo socavada por estructuras financieras que agudizan la desigualdad económica.