Meloni presiona a la UE por el veto a los motores de combustión: "No podemos imponer una transición que destruya nuestra industria del automóvil"

Meloni vuelve a cargar contra el veto de 2035. Reclama a la UE que mantenga la puerta abierta a todas las tecnologías, incluidos los biocombustibles y los combustibles sintéticos.

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Meloni pide que los biocombustibles y combustibles sintéticos se puedan utilizar después de 2035.
31/10/2025 15:30
Actualizado a 31/10/2025 15:30

Giorgia Meloni ha vuelto a cuestionar el camino elegido por Europa en 2035. La primera ministra italiana advirtió que “no podemos imponer una transición que destruya nuestra industria del automóvil” y reclamó que la UE mantenga abierta la puerta a todas las tecnologías bajas en carbono, no solo al coche eléctrico. Lo dijo en la línea que Italia ha defendido en los últimos Consejos Europeos: revisar el calendario, introducir flexibilidad y salvaguardar el empleo industrial.

Según Meloni, el problema no es el objetivo climático, sino la forma: “la industria necesita un horizonte cierto, pero también realista”, sostuvo, antes de subrayar que “biocombustibles y combustibles sintéticos (e-fuels) deben poder utilizarse después de 2035”. Italia considera que la norma aprobada en 2023, que fija cero emisiones para turismos y furgonetas nuevos, debe reabrirse para respetar la llamada “neutralidad tecnológica”, de modo que fabricantes y países puedan elegir la solución más adecuada a su tejido productivo.

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En un encuentro reciente, Meloni pidió a Von der Leyen bajar el precio de la electricidad.

Meloni pide intervenciones urgentes en el sector del automóvil

La jefa del Gobierno italiano ligó el debate climático al de competitividad. Igual que en su encuentro con Ursula von der Leyen, reclamó “intervenciones urgentes en el sector del automóvil y bajar el precio de la electricidad”, porque una electricidad cara hace más difícil vender vehículos eléctricos fabricados en Europa frente a los que llegan de China. Italia teme que, sin cambios, la transición acabe acelerando deslocalizaciones y pérdida de empleo en la cadena de valor de componentes.

Meloni no está sola, ha encontrado aliados parciales en países europeos como Alemania o Eslovaquia para pedir que la revisión que la Comisión Europea ha adelantado a finales de 2025 no sea solo técnica, sino política. El objetivo es introducir más tiempo, reconocer combustibles renovables y no cerrar el paso a híbridos e híbridos enchufables en segmentos donde la electrificación total todavía es complicada.

El trasfondo es que la demanda de coches eléctricos en Europa crece menos de lo previsto y las patronales, ACEA y los proveedores, avisan de que los objetivos actuales “ya no son viables” sin ajustes. A este frente industrial se han sumado varios CEO, como Oliver Zipse (BMW), que calificó el veto de 2035 de “gran error” si no se reconocen otros vectores de descarbonización; Ola Källenius (Mercedes-Benz), que advirtió que Europa “podría acabar contra un muro” si mantiene el plan sin cambios; u Oliver Blume (Grupo Volkswagen) que ve “irrealista” los objetivos.

Por tanto, el mensaje de Meloni llega muy claro: Italia no discute la descarbonización del transporte, pero no acepta que el único camino sea el eléctrico en 2035. Y quiere que eso quede escrito en la revisión que está preparando la Comisión Europea.

El canciller alemán tampoco deja lugar a dudas

Friedrich Merz, canciller alemán, ha dejado claro que quiere mover el tablero del 2035. En varios actos en estas dos últimas semanas aseguró que “no habrá un corte en seco en 2035 si depende de mí” y volvió a defender la llamada neutralidad tecnológica, domde puedan seguir conviviendo motores de combustión con combustibles bajos en carbono, híbridos y eléctricos.

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El canciller alemán se ha posicionado a favor de cambiar la normativa de 2035.

Ahora bien, Alemania no habla todavía con una sola voz. Merz ha sondeado a los grandes fabricantes alemanes, pero el Ejecutivo federal sigue sin cerrar una posición común hasta ver la propuesta que presente la Comisión a finales de 2025. Dentro de la coalición hay diferencias: en el SPD se inclinan más por introducir excepciones y calendarios flexibles que por tumbar el marco entero.

¿Y nuestro país? En lo que va de semana no hay una cita nueva de Pedro Sánchez sobre el 2035, pero en los documentos enviados a Bruselas, España (junto a Francia), ha pedido mantener la fecha como referencia. Es decir, el Gobierno español se ha colocado en el bloque que quiere preservar el objetivo y no abrir la puerta a una marcha atrás, aunque sin declaraciones recientes del presidente.