BMW ha celebrado la edición 105 de su reunión general anual y en ella han hablado personalidades muy importantes de la compañía. Entre ellas se encontraba Oliver Zipse, Presidente de la empresa, quien ha dejado en su discurso algunas declaraciones bastante interesantes.
Ha tocado varios temas, pero en parte se ha centrado en la situación de los coches eléctricos, de la normativa de emisiones y de las exigencias existentes en Europa al respecto.

Los coches eléctricos, en exclusiva, son un callejón sin salida
“Nos tomamos en serio los objetivos políticos ambiciosos, pero no creemos en regulaciones técnicamente unilaterales que limiten la oferta. El mismo principio se aplica a la economía circular. También en este caso, sólo un enfoque integral puede posibilitar y estimular la inversión. Porque, como tecnología independiente, la movilidad eléctrica conduce a un callejón sin salida: eso está ahora claro. Las diferencias son simplemente demasiado grandes, incluso dentro de Europa”, explicaba, lanzando un dardo a lo que se exige desde las instituciones, en muchas ocasiones alejado de lo que es la realidad.
Y ponía un ejemplo de la disparidad que hay dentro de los mercados europeos: “Bélgica, por ejemplo, ofrece incentivos: los modelos eléctricos e híbridos se convirtieron rápidamente en los coches nuevos más populares, alcanzando una cuota de mercado de más del 60 por ciento en 2024. Contrasta con Italia, donde los coches eléctricos representaron sólo alrededor del cuatro por ciento de las ventas totales el año pasado”.
Y se pregunta: “¿Es culpa de los productos? Ciertamente no. ¿Es por los clientes? Definitivamente no”.
Esto le lleva a la siguiente cuestión: “La pregunta más importante es más bien: ¿Cómo podemos reducir eficazmente el CO2? Ciertamente no pensando en blanco y negro. Apoyar una solución no significa necesariamente oponerse a otra. Nuestro enfoque lo demuestra una y otra vez y sigue siendo eficaz. Todos debemos estar mucho más orientados a las oportunidades y guiarnos por estrategias de entrada, no de salida”.
Esto iría en consecuencia con lo que han hecho muchos de sus rivales, como por ejemplo Mercedes o Audi. Tras haber anunciado una apuesta por los coches eléctricos como tecnología de futuro, las ventas globales y la aceptación de los vehículos de baterías puros han llevado a un cambio de opinión, considerando que son los coches híbridos enchufables los que van a tener un papel clave en esta época de transición hasta que los EV se popularicen.
Las marcas ya se han dado cuenta, pero Zipse considera que también tienen que hacerlo las instituciones: “Los objetivos políticos deben reflejar las realidades del mercado y también ser viables para las empresas. La inversión mundial ya mira hacia 2030, y especialmente a 2035. Por eso, la próxima revisión de los objetivos de la UE será tan decisiva. Es nuestra oportunidad de mejorar el sistema. Europa necesita una industria automovilística y de proveedores de alto rendimiento. Luchamos por ello y nos oponemos a los avances negativos”.

Eso no significa dar marcha atrás
El Presidente de BMW considera que el enfoque de la compañía ha sido el correcto desde el principio, al apostar por las soluciones multienergía y, así, no tener que deshacer parte del camino andado ante la situación actual del mercado.
“Mientras otros fabricantes están cambiando de rumbo o ajustando su estrategia, nosotros estamos en el camino correcto. Incluso los responsables políticos están empezando a cambiar de opinión: el nuevo gobierno federal alemán apoya un enfoque amplio hacia la tecnología, mientras que la Comisión Europea busca hacer que Europa sea más competitiva. El “Pacto Industrial Verde” por fin considera la protección del clima y la economía “en conjunto”. Eso es algo bueno”.
Y quiso mandar un mensaje tranquilizador para los accionistas: “Desde vehículos eléctricos e híbridos enchufables hasta tecnologías de propulsión convencionales de alta eficiencia: nadie domina este nivel de variedad mejor que su empresa. Como ya anunciamos, en 2028 añadiremos un modelo de producción con propulsión de hidrógeno. Todo ello beneficia a nuestros clientes y, al mismo tiempo, contribuye de forma significativa a la protección del clima”.
Argumentaba, además, que no es solo palabrería, es algo que puede respaldar con hechos: en 2024 consiguió que la media de sus cifras de emisiones fuera inferior a 100 g/km de CO2, consiguieron dejarla en 99,5 g/km, lo que supuso mejorar en más de 30 gr el objetivo que tenían previsto para el año pasado.
Y concluía con el papel que está tomando BMW en el escenario global: “Para nuestros clientes, seguiremos estando ampliamente diversificados y, para ustedes, nuestros accionistas, aseguramos el éxito de su empresa. No queremos perder ningún potencial de mercado. Seguiremos manteniéndonos firmes, pero siempre abiertos al diálogo con los tomadores de decisiones en todo el mundo. Explicamos los complejos mecanismos de nuestra industria y nos preguntamos: ¿Qué significará en la práctica la legislación propuesta? El Consejo de Administración y yo mismo estamos involucrados personalmente en este trabajo”.