La llegada del coche eléctrico es una realidad en todo el mundo y eso nadie lo puede negar. Cada vez hay más coches eléctricos circulando por nuestras carreteras, pero hay cierta desigualdad en lo que a categorías se refiere. Los conductores prefieren coches sensatos, baratos y de gran autonomía. Porsche tuvo mucho éxito con el lanzamiento de su primera versión del Taycan, pero tras un par de años de muchas ventas el reloj parece haberse ralentizado. En Porsche tienen muy claro que no todos los segmentos comerciales van a evolucionar del mismo modo.
La transición hacia la electromovilidad dentro del segmento premium avanza a un ritmo mucho más lento de lo previsto, según advierte el responsable de desarrollo de Porsche, Michael Steiner. En una reciente entrevista, reconoce que la demanda de vehículos eléctricos - incluso los de una marca con el prestigio de Porsche- no termina de despegar, especialmente en los segmentos de gama alta donde el cliente tradicional valora otros atributos.

El Grupo Volkswagen echa el freno con sus marcas más premium
Steiner afirma que la adopción global de coches eléctricos está siendo “deutlich langsamer” (claramente más lenta) que lo previsto originalmente, y señala que el mercado exclusivo, donde Porsche compite con modelos de alto valor, es particularmente reacio al cambio. Ante esta realidad, la marca no desecha sus planes eléctricos, pero sí reajusta su estrategia: en lugar de eliminar líneas, adapta su ritmo. Así, algunos modelos previstos originalmente como 100% eléctricos, como el SUV de lujo conocido internamente como “K1”, saldrán de entrada en versiones con motor de combustión o híbridas, aplazando su versión eléctrica.
La apuesta de Porsche sigue siendo ofrecer libertad de elección al cliente: motor térmico, híbrido o eléctrico, según sus preferencias y contexto. Esta flexibilidad pretende responder a la diversidad de mercados -no todos están igual de preparados para la transición eléctrica- y evitar imponer un cambio abrupto. No obstante, la compañía insiste en que sus eléctricos actuales (como Taycan o el más reciente Cayenne Electric) siguen siendo auténticos Porsche. Steiner admite que trasladar el ADN de Porsche a un coche eléctrico no es ni trivial ni sencillo. Requiere un esfuerzo extra para conservar sensaciones como la deportividad, el dinamismo o la experiencia de marca.

Para compensar las reticencias, Porsche mantiene activas sus inversiones en motores de combustión e híbridos, al tiempo que perfecciona su oferta eléctrica. Esta postura pragmática revela una visión flexible: no abandonar la electrificación, pero reconocer que el mercado del lujo necesita un enfoque más gradual y adaptado a la demanda real. Los alemanes no han sido los únicos en darse cuenta de ello. Otros fabricantes como Lamborghini (también del Grupo Volkswagen) han optado por posponer sus planes 100% eléctricos hasta que el mercado y el panorama político se aclaren.